Eran migrantes clandestinos que trataban de llegar a España procedentes de Banjul.
Al menos 58 migrantes que partieron de Gambia murieron en el naufragio de un barco frente a las costas de Mauritania, un drama que recuerda cómo son de mortíferas las migraciones clandestinas de África hacia Europa.
“Es, por lo que sabemos, uno de los peores naufragios de este año”, en esta ruta migratoria por el Atlántico, indicó a la AFP la portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en África del Oeste, Florence Kim.
“Nuestras fuerzas del orden descubrieron con gran dolor durante una patrulla a los supervivientes del naufragio de una precaria embarcación”, explicó el ministerio mauritano de Interior en un comunicado.
El grupo venía de Gambia, uno de los países más pequeños de África, pero también uno de los que, en proporción a su población de dos millones de habitantes, conoce más partidas. Zarparon el 27 de noviembre, según la OIM.
“Sabemos que esta embarcación transportaba entre 150 y 180 personas. Muchas de ellas eran jóvenes de entre 20 y 30 años”, informó el ministerio mauritano de Interior en un comunicado.
“Se trataba sobre todo de migrantes clandestinos que trataban de llegar a España procedentes de Banjul, en Gambia, según las informaciones suministradas por los supervivientes”, agregó el texto.
El naufragio se produjo el miércoles, unos 25 km al norte de la ciudad de Nuadibú, cerca de la frontera con el Sáhara Occidental, dijo a la AFP una fuente de los servicios de seguridad de Mauritania.
– Sin combustible –
“Iban hacia Canarias, no tenía más combustible, quisieron acercarse a Mauritania y chocaron contra una roca”, explicó la portavoz de la OIM.
En la embarcación, al parecer una simple piragua, “comenzó a entrar agua y el motor dejó de funcionar. No estaban lejos de la orilla, pero el fuerte oleaje les impidió llegar a tierra en barco”, relató una fuente de la seguridad mauritana.
Ante esta situación, saltaron de la barca. En total, 83 pasajeros pudieron nadar hasta tocar tierra, 10 de ellos menores, según la OIM. Pero 58, al menos ocho de ellos mujeres y un niño, fallecieron.
Las víctimas fueron enterradas cerca de Nuadibú, segunda ciudad de Mauritania, por la noche, sin esperar, según los ritos musulmanes, y sin ser identificados, dijo la portavoz de la OIM en Dakar.
Algunos supervivientes fueron hospitalizados urgentemente en Nuadibú.
Los supervivientes “están muy cansados, hambrientos, con la moral por los suelos, pero van recuperando las fuerzas y la moral poco a poco”, declaró un médico, que requirió el anonimato.
“El gran problema es que no hay psicólogo, están conmocionados”, apuntó la portavoz de la OIM.
Los supervivientes “fueron acogidos con solidaridad, fraternidad y hospitalidad africanas”, dijo el ministerio.
Las autoridades mauritanas contactaron con los servicios consulares de Gambia, y se reunirán con el embajador de ese país en Mauritania.
“Esta situación recuerda, por si fuera necesario, las tragedias que está causando el fenómeno de la migración clandestina, que diezma la juventud africana, y subraya también la necesidad de conjugar esfuerzos para poner fin a esta espiral mortal”, agregó el ministerio mauritano.
Entre las vías de migración para llegar a Europa y sobre todo a España, la ruta de África del Oeste, por mar o tierra, fue una de itinerarios más utilizados por decenas de miles de migrantes a mediados de los años 2000.
Las islas Canarias, en España, a unos cien kilómetros de las costas marroquíes, son una de las principales puertas de entrada a la Unión Europea.
Las medidas que tomaron las autoridades españolas redujeron el flujo. Los migrantes africanos toman ahora la ruta del Mediterráneo para llegar a España, Grecia e Italia.
Pero esta vía occidental vuelve a tener importancia desde hace unos dos años, a raíz de las medidas contra la migración que transita por Libia, indicó Florence Kim.