En diciembre de 2017, Hamrullah, el arqueólogo a cargo de una investigación del gobierno indonesio, se encontraba explorando un sistema cavernario en Célebes, una isla grande en el centro de Indonesia, cuando notó una abertura en el techo de la cueva.
Hamrullah, quien también es un espeleólogo experimentado y solo usa su nombre de pila como muchos indonesios, trepó por la grieta hasta una cámara inexplorada. Ahí, posó la vista en una pintura que cambia por completo lo que sabemos del ser humano prehistórico.
El impresionante tablero artístico, que data de hace al menos 43.900 años, es “el registro pictórico narrativo más antiguo y la primera obra de arte figurativo del mundo”, según afirmó un grupo de investigadores en un ensayo publicado el 11 de diciembre en la revista Nature, aunque se necesitarán estudios posteriores para confirmar la antigüedad de todos los personajes plasmados en la pintura.
En la historia que se narra en la pintura, ocho siluetas se aproximan a cerdos salvajes y anoas (una especie de búfalos enanos de la isla de Célebes). Para quien haya hecho esa pintura, las imágenes representaban algo más que cazadores humanos ordinarios. Uno parece tener un gran pico, mientras que otro tiene una extremidad que parece una cola. En el lenguaje de la arqueología, estos son teriántropos, o personajes que encarnan una mezcla de características humanas y animales.
Puesto que estos extraordinarios personajes blanden objetos delgados que podrían representar cuerdas o lanzas, la pintura podría ser una demostración artística de la expedición de cacería, una estrategia que incluye guiar a los animales hacia una emboscada.
La naturaleza mística de los teriántropos también plantea la posibilidad de que sean seres míticos o manifestaciones de “animales espirituales de ayuda” que, según el estudio, son comunes en las creencias chamánicas.
“Es probable que no sea la representación de una escena real de cacería sino de creencias animistas y la relación entre los humanos y los animales, o incluso de un ritual chamánico”, comentó Sue O’Connor, arqueóloga de la Universidad Nacional Australiana quien no estuvo involucrada en el estudio.
No obstante, estas interpretaciones son especulativas y es muy probable que la inspiración original de la pintura, así como su importancia para los humanos que la crearon, siga siendo un misterio.
El arte rupestre precede por unos 4000 años a la siguiente representación más antigua de un personaje con una mezcla de características humanas y animales, descubierta en una cueva de Alemania. También tiene unos 20.000 años más que la escena de cacería pintada en los muros de la cueva de Lascaux en Francia.
Adam Brumm, arqueólogo de la Universidad Griffith en Australia y uno de los autores del estudio, comentó que su equipo estaba “absolutamente estupefacto” por la pintura.
“Jamás habíamos visto algo remotamente parecido a esto en los cientos de pinturas rupestres que hemos documentado” en esta isla indonesia, dijo Brumm.
“De inmediato supe que era especial y que sería un sitio de mucha relevancia para comprender la evolución cognitiva de nuestra especie”, afirmó Maxime Aubert, uno de los coautores que también trabaja en la Universidad Griffith.
La escena se encuentra dentro del sistema cavernario calizo de Maros-Pangkep en el extremo suroeste de la isla, el cual ha sido un centro de importancia para los arqueólogos desde la década de 1950, pero es probable que las personas de la región hayan conocido las pinturas mucho antes de esa fecha. Brumm comentó que incluso la costumbre contemporánea de marcar postes de madera con la huella de una mano podría “tener alguna conexión con los avistamientos por parte de los lugareños de los esténciles prehistóricos de manos en cuevas cercanas”.
Los investigadores determinaron la antigüedad de la pintura con una serie de pruebas de datado con uranio en los “coraloides de la cueva”, es decir, los depósitos minerales que cuelgan sobre tres de los diseños animales de la escena. Estas arrojaron una fecha de al menos 43.900 años de antigüedad, quizá más.
“Este descubrimiento es de gran relevancia pues antes se pensaba que la pintura figurativa databa de una fecha más cercana a la época posterior a la llegada del ser humano moderno a Europa, quizá hace aproximadamente 40.000 años, pero esto demuestra que tiene su origen fuera de Europa”, aseguró Alistair Pike, arqueólogo de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, quien no estuvo involucrado en el estudio.
No obstante, Pike consideró que es “demasiado pronto” para aseverar que la escena representa el primer ejemplo de dicha narrativa, pues solo los animales de la escena se han fechado de manera definitiva. Es posible que los teriántropos, que son parte fundamental de la narrativa, se hayan integrado posteriormente.
Aubert afirmó que su equipo cree que es probable que los teriántropos hayan sido pintados al mismo tiempo que los diseños animales ya que “tienen el mismo tono de color rojo y están en un estado de conservación similar”.
Se sabe muy poco sobre los pueblos que decoraron originalmente los muros de Maros-Pangkep con pigmento rojo, en parte porque no se ha encontrado ningún resto de sus esqueletos en las cuevas. Podrían haber estado relacionados con un grupo de humanos modernos que migraron a Australia hace más de 50.000 años.
A pesar de los misterios sin resolver, ahora queda bastante claro que estos humanos eran narradores cuyas pinturas abstractas dan cuenta de los orígenes de la cognición y la espiritualidad humanas.
“Las imágenes de los teriántropos con frecuencia tienen significados complejos en las religiones y el folclor modernos”, afirmó Brumm, quien puso como ejemplos a los hombres lobo y a las deidades con cabeza de animal del antiguo Egipto.
Estos paisajes imaginativos adornaron las cuevas de Célebes durante 44 milenios, pero podrían desvanecerse poco después de su redescubrimiento. En este momento, son el único vínculo con esta primera cultura que soñó con seres fantásticos y visualizó la emoción de la cacería, dos actividades que siguen preocupando a los humanos de la actualidad.
“También debemos comprender por qué se está deteriorando con tanta rapidez y quizá entonces descubramos la forma de salvarla”, dijo Aubert.
Una fotografía proporcionada por Ratno Sardi muestra la entrada hacia la cámara inexplorada, la cual alberga arte rupestre que tiene al menos 43.900 años de antigüedad. Las pinturas rupestres indonesias podrían ser el arte imaginativo más antiguo hecho por el ser humano, tienen una antigüedad de 43.900 años y retratan figuras humanoides con características animales en una escena de cacería. (Ratno Sardi vía the New York Times)