Luego de los 15 asesinatos dentro de las instalaciones carcelarias “La joyita merece hacerse un análisis de la realidad simbiótica existente en dicho penal.
A todas luces, el penal es más bien un centro de retención sin los más mínimos niveles de seguridad y donde personal como reclusos especialmente las distintas organizaciones criminales del país conviven en armónica colaboración y en abierto concubinato con los agentes de seguridad.
Quienes están por custodiar el centro son básicamente proveedores de bienes y servicios, facilitadores y agraciados en un trato preferencial ofrecido por los líderes criminales a efectos de establecer unos canales de comunicación, y prebendas especiales tales como drogas, celulares, revólveres, pistolas y hasta armas de asalto como las AK-47. Este concubinato ya sobrepasó las funciones de un sistema penitenciario y los roles de cada parte dentro de una institución con propósitos definidos y que forman parte del sistema de justicia de nuestro país. El furor de la selva tropical política y social panameña se tragó a la institución.
Esto es más profundo que la separación del cargo de algunos policías y directores. Va más allá de pasar una ley de policía penitenciaria o transferir el sistema penitenciario y sus custodios al Ministerio de Seguridad. El sistema adoptado en la cárceles y el contubernio es de por sí ya un negocio y cualquier transferencia de Ministerio no acaba con el negocio sino que lo transfiere a otra institución, tan deficiente en sus propósitos como la que abandona. ¿Si el Ministerio de Seguridad Pública no puede con la Policía Nacional pregunto que hace asumiendo otra organización que se encuentra en cuidados intensivos? Se nos vende la opción policial para atender los temas de seguridad de las cárceles.
Es decir el sistema de custodios civiles funciona en otros lares pero en Panamá No. Se delega en la Policía Nacional el control del perímetro externo de las cárceles del país. Nadie quiere acusar a la Policía Nacional como la primera responsable de pasar las armas al penal. “Una metra no cabe en un Ton Ton” respuesta de la sabiduría popular expresada hace algunos años atrás sobre el tráfico de armas en los penales.
La respuesta gubernamental inmediata fue requisar las cárceles con mil policías para luego encontrar más armas. Y se dan el tupé de publicitar sus bochornosos y negligentes actos.
Es decir en aras de la transparencia es relevante exponer nuestra propia incapacidad para realizar las tareas encomendadas y luego esperar un voto de confianza que les permita seguir asumiendo las mismas tareas. Nada cambia para cambiar.
Solo hicieron ruido los días recientes a la tragedia. Al parecer ya se olvidó el tema.
Cuando el gobiernito necesite ocultar otra cosa se acuerdan de avivar el tema. Igual que siempre.