La información se dio a conocer este viernes, tras el bombardeo iraní del pasado 7 de enero contra bases de Irak.
Estados Unidos rechazó este viernes discutir la retirada de sus tropas de Irak después de que Bagdad le pidiera a Washington que enviara una delegación para comenzar los arreglos para la partida.
“En este momento, cualquier delegación enviada a Irak se encargaría de discutir la mejor manera de reconfirmar nuestra asociación estratégica, no de discutir un retiro de tropas”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, en un comunicado.
El parlamento iraquí votó el domingo para expulsar a los 5.200 soldados estadounidenses desplegados en Irak luego de un ataque estadounidense en Bagdad a principios de enero en el que murió el máximo general iraní Qasem Soleimani y el líder miliciano iraquí Abu Mehdi Al Muhandis, considerado el hombre de Irán en Bagdad.
El ataque revivió el sentimiento antiestadounidense en Irak.
El primer ministro saliente iraquí, Adel Abdel Mahdi, solicitó al secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, el envío de una delegación para implementar la decisión del parlamento y organizar la salida de las tropas.
“Le pidió que se enviaran representantes a Irak para establecer los mecanismos necesarios para implementar la decisión del Parlamento con miras a la retirada segura de las tropas de Irak”, indicó el viernes su oficina.
El Departamento de Estado defendió la presencia de tropas estadounidenses en Irak, desplegadas con el objetivo de combatir al grupo yihadista Estado Islámico (EI).
“Estados Unidos es una fuerza para el bien en Medio Oriente”, dijo Ortagus. “Queremos ser amigos y socios de un Irak soberano, próspero y estable”.
Estados Unidos invadió Irak en 2003 para derrocar al dictador Sadam Husein, provocando un derramamiento de sangre en todo el país.
Después de una retirada ordenada por el expresidente Barack Obama, las tropas estadounidenses fueron invitadas en 2014 al país para ayudar a derrotar al grupo extremista EI.
Pero bajo el presidente Trump, Irak se ha convertido cada vez más en un campo de batalla entre Estados Unidos e Irán, que también ha luchado contra el EI.
Milicias chiítas iraquíes respaldadas por Irán lanzaron misiles esta semana contra las bases estadounidenses en Irak, mientras la administración Trump intenta presionar a Irán con draconianas sanciones económicas.