El presidente de la Autoridad Palestina indicó que el plan está condenado al fracaso.
El plan de paz para Oriente Próximo que presentó este martes el presidente estadounidense, Donald Trump, ha sido rechazado de plano por los palestinos y sus aliados y recibido con prudencia o positivamente por el resto del mundo.
Este plan, favorable a Israel al que otorga numerosas garantías y sobre todo da luz verde para anexionarse las colonias, “no pasará” según el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas.
“Es imposible para cualquier niño, árabe o palestino, aceptar que no verá Jerusalén” como capital de un Estado palestino, declaró Abas para calibrar el alcance, según él, del rechazo palestino de que este lugar simbólico se convierta en la capital “indivisible” de Israel como propone el presidente estadounidense.
El movimiento islamista palestino Hamas, en el poder en la Franja de Gaza, también rechazó de plano el plan. “No aceptamos ningún sustituto de Jerusalén como capital del Estado palestino”, declaró a la AFP Jalil al Haya, un dirigente del movimiento.
Este plan de paz “está condenado al fracaso” y podría conducir a los palestinos a una “nueva fase” de su lucha, había advertido el jefe de Hamas, Ismail Haniyeh, antes del anuncio del presidente Trump.
Para el movimiento chiita libanés Hezbolá, esta propuesta solo es un “intento de eliminar los derechos del pueblo palestino, históricos y legítimos”.
Irán considera que el “plan de paz de la vergüenza impuesto por Estados Unidos a los palestinos es la traición del siglo y está condenado al fracaso”.
Para el ministerio turco de Relaciones Exteriores, este proyecto “nacido muerto” es un “plan de ocupación destinado a matar una solución de dos Estados y extorsionar territorios palestinos”.
Jordania estimó, también mediante la voz de su ministro de Relaciones Exteriores, que la creación de un Estado palestino independiente basado en las fronteras de 1967 es “la única vía para una paz global y duradera”.
El plan del presidente Trump se basa en una solución “de dos Estados” pero concede numerosas garantías territoriales a Israel, mucho más allá de las fronteras existentes en el momento de la Guerra de los Seis Días de 1967.
Egipto adoptó una posición prudente, contentándose con instar a israelíes y a palestinos a un examen “atento” y “profundo” del plan.
“Egipto pide a las dos partes que lleven a cabo un examen atento y profundo de la visión estadounidense para lograr la paz y abrir canales de diálogo, bajo los auspicios de Estados Unidos para reanudar las negociaciones”, con el fin de lograr una “paz justa y global” y “crear un Estado palestino independiente”, dijo el ministerio en un comunicado.
Entre los aliados de Estados Unidos, Londres era el más positivo, calificando el plan de “propuesta seria” que “podría constituir un avance positivo”.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, se limitó a indicar que la Unión Europea “estudiará y evaluará las propuestas”, al tiempo que reiteró su compromiso “firme” en favor de una solución negociada y viable de dos Estados.
El jefe de la diplomacia alemana, Heiko Maas, también utilizó esta fórmula de “solución negociada y viable de dos Estados, aceptable para las dos partes”.
En cambio Rusia, abogó por “negociaciones directas” entre Israel y palestinos para llegar a un “compromiso mutuo aceptable”.
“No sabemos si la propuesta estadounidense es aceptable mutuamente o no. Tenemos que esperar a la reacción de las partes”, dijo a las agencias rusas el viceministro de Relaciones Exteriores, Mijail Bogdanov.
En Nueva York, el portavoz de Naciones Unidas recordó que la organización internacional se apega a las fronteras definidas en 1967.
“La posición de las Naciones Unidas sobre la solución de dos Estados ha sido definida, a lo largo de los años, por las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General a las que la Secretaría se atiene”, afirmó en un comunicado de prensa Stéphane Dujarric tras la publicación del plan de paz estadounidense para Medio Oriente.