Al mediodía del jueves, en la base Esperanza, una estación científica, la temperatura alcanzó los 18,3 grados centígrados.
La Antártida argentina tuvo el jueves temperaturas récord, con el día más caluroso del que se tenga registro, informó el Servicio Meteorológico Nacional.
Las altas temperaturas ponen en riesgo el casquete polar.
Al mediodía del jueves, en la base Esperanza, una estación científica, la temperatura alcanzó los 18,3 grados centígrados. Según el Servicio Meteorológico se trata de la más elevada desde 1961 y supera el anterior récord de 17,5 °C del 24 de marzo de 2015.
En la base Marambio, otra estación científica, la temperatura llegó el jueves a 14,1 °C, la más calurosa para un mes de febrero desde 1971. El récord anterior se había registrado el 24 de febrero de 2013, con 13,8 °C.
Se trata de récords de temperatura “ciertamente impactantes, pero que no sorprenden puesto que la Antártida se recalienta al igual que el resto del planeta”, reaccionó este viernes en un comunicado Frida Bengtsson, especialista en ambiente marino de la organización Greenpeace.
Tras una década de récords en aumento de las temperaturas, que cerró con 2019 como el segundo año más caluroso del que se tenga registro, el decenio 2020 comenzó con la misma tendencia. El mes pasado quedó como el enero más caluroso que se haya registrado.
Como consecuencia directa del alza de las temperaturas por la actividad humana, los dos casquetes polares, en la Antártida y en Groenlandia, han perdido 430.000 millones de toneladas de hielo por año desde 2006, con el consecuente aumento del nivel de los océanos.
El futuro de las zonas costeras y de sus millones de habitantes depende de la masa de hielo que cubre la Antártida occidental.
Según los expertos en clima de Naciones Unidas, el nivel de los mares aumentó 15 centímetros durante el siglo XX y alertan que el ritmo al que sube el nivel de las aguas seguirá acelerándose.
En la Antártida los científicos observan el glaciar Thwaites, uno de los mayores de la parte occidental del continente y de los de más difícil acceso del planeta.
Con una superficie similar a la de Gran Bretaña, su eventual hundimiento elevaría el nivel de los mares 65 centímetros, según la Colaboración Internacional del Glaciar Thwaites, la mayor misión conjunta de Estados Unidos y Reino Unido en la Antártida para investigar el glaciar.
“A lo largo de los últimos 30 años, la cantidad de hielo desprendida del glaciar Thwaites y de los vecinos prácticamente se ha duplicado”, advirtieron los científicos.
La presencia argentina en la Antártida tiene más de 100 años. El también llamado Sector Antártico Argentino, donde hay varias estaciones científicas, se ubica entre los meridianos 74° oeste y 25° oeste y el paralelo 60° sur y el Polo Sur.
Argentina suscribió el Tratado de la Antártida, en vigor desde 1961, que prohíbe cualquier militarización del continente, reservado únicamente a actividades pacíficas