Las autoridades del norte de Italia, entre ellas de la ciudad de Milán, decidieron este domingo el cierre de escuelas, museos, teatros, cines y lugares de reunión ante la multiplicación de los casos de coronavirus, que ha causado en tres días tres muertes.
El número de contagiados en Italia con el temido virus alcanzó a los 152, incluyendo los tres decesos, según el último balance presentado a la prensa por el responsable de la Protección Civil, Angelo Borrelli.
La tercera persona fallecida murió en la localidad de Crema, a 40 kilómetros de Milán, según indicó Giullio Gallera, responsable de Salud de la región de Lombardía.
“Se trata de una señora anciana, que estaba internada en el departamento de oncología en estado grave y que se había contagiado con el coronavirus”, explicó Gallero durante una conferencia de prensa.
Los tres muertos en Italia por el coronavirus estaban muy enfermos y eran ancianos.
El jefe de gobierno Giuseppe Conte pidió “no sucumbir al pánico y seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias. No debemos asustarnos porque la cantidad de contagios crezca nuevamente” dijo en declaraciones televisivas.
Las autoridades de Lombardía, entre las regiones más industrializadas del país, cuya capital es Milán, decidieron el cierre de puntos sumamente simbólicos como la catedral, el célebre Duomo y el teatro La Scala.
El alcalde de Milán, Giuseppe Sala, autorizó una serie de medidas muy estrictas, por un plazo de 7 a 15 días, para preparar la ciudad a la llegada del brote a esa próspera región, motor económico del país.
El gobierno había decretado la víspera el aislamiento total de 11 ciudades norteñas, entre ellas 10 en Lombardía y 1 cerca de Padua, en la Región del Véneto, a la que pertenece Venecia.
“No se permitirá la entrada ni la salida a menos de que presente una exención especial”, anunció el primer ministro Giuseppe Conte.
Se trata de la medida más extraordinaria tomada en Europa para contener el mayor brote registrado en el viejo continente.
Además la noche del domingo Italia bloqueó la circulacion de un tren que se dirigía desde Venecia hacia Múnich via Austria, por la sospecha de dos pasajeras contagiadas del virus. El tren fue detenido en la estación fronteriza del paso de Brenner.
Sin embargo, los exámenes arrojaron resultado negativo a la presencia del coronavirus, y ya en la madrugada del lunes el paso de Brenner fue reabierto al tránsito de trenes de pasajeros.
– Suspenden el Carnaval de Venecia –
Por su parte las autoridades de la región del Véneto decidieron suspender el Carnaval de Venecia, una de las mayores manifestaciones turísticas que organiza la ciudad de los canales cada año.
El foco principal de lo que podría ser el punto cero del virus COVID-19 en Europa se encuentra alrededor de Codogno, una localidad de 15.000 habitantes, a 60 kilómetros de Milán.
Las fuerzas armadas están autorizadas a hacer cumplir las nuevas medidas si es necesario.
En varias ciudades grandes se han detectado contagios, entre ellas Turín, Milán, Venecia y Bolonia, por lo que algunas han dispuesto también el cierre de escuelas y universidades.
Se cree que el “paciente 1” en Lombardía es un hombre de 38 años, Mattia, investigador de la multinacional estadounidense Unilever, con sede en Codogno y Casalpusterlengo, donde 120 de los 160 empleados han sido sometidos a pruebas.
Hasta ahora se desconoce cómo se contagió ya que el amigo, que se creía que era el “paciente cero” en Italia porque en enero estuvo en China, no dio positivo.
Muy sociable y atlético, Mattia participó en varios maratones a principios de febrero, se reunió para cenar con varios amigos y dedicó algunas jornadas a actividades de solidaridad.
Involuntariamente contaminó a su esposa embarazada de 8 meses, a un amigo con el que jugaba fútbol y a tres clientes habituales de un bar local, así como a los médicos que lo atendieron y pacientes del hospital del Codogno donde estuvo internado entre miércoles y sábado por un inicio de pulmonía.
La incógnita se mantiene por lo que desde el viernes por la noche, a excepción de las farmacias, todos los bares, cafeterías, tiendas, oficinas, centros deportivos y hasta la iglesia han permanecido cerrados en 11 localidades.
“Tengo mucho miedo, estamos viviendo una situación realmente difícil”, confesó a la AFP-TV Emanuela, una enfermera que trabaja cerca a Codogno.
Además de la angustia también la rabia reina en esa próspera zona industrializada, donde los supermercados fueron literalmente asaltados ante el temor de que haya escasez.
“Es inhumano luchar por cuatro sándwiches, es simplemente asqueroso”, lamentó Sante, de unos 50 años.