A medida que el nuevo coronavirus paraliza países en todo el mundo, su efecto puede ser visto desde el espacio.
Un satélite que detecta los rastros de actividad humana —emisiones de tubos de escape de autos y camiones, combustibles fósiles quemados en centrales eléctricas y otras actividades industriales— muestra sorprendentes reducciones en la contaminación de toda China e Italia desde que empezó el brote.
Ambos países han tomado medidas sin precedentes para limitar la circulación de personas con la esperanza de reducir o incluso contener la propagación de la enfermedad. Incluso en Corea del Sur, que ha implantado restricciones más modestas al movimiento de sus ciudadanos, la contaminación parece haber disminuido.
“Es la primera vez en la historia que hemos visto algo como esto”, afirmó Marco Percoco, profesor adjunto de Economía del Transporte en la Universidad Bocconi en Milán, refiriéndose a la velocidad y la magnitud del declive de la contaminación en Italia y China.
Italia está enfrentando el brote más grande de coronavirus fuera de China, con más de 30.000 contagiados y 2500 fallecidos reportados hasta el momento.
Los primeros casos se concentraron en el norte, donde el brote ha sido especialmente grave. Sin embargo, la enfermedad ha continuado expandiéndose por todo el país.
A principios de marzo, el gobierno impuso medidas de emergencia para restringir el movimiento de alrededor de dieciséis millones de personas por todo el norte de Italia, incluyendo ciudades importantes como Venecia y Milán. Bares, restaurantes y otros espacios de reunión fueron cerrados, y se les pidió a los ciudadanos evitar cualquier desplazamiento innecesario. Poco tiempo después, se implementaron restricciones similares a nivel nacional.
El efecto de esas restricciones puede constatarse en los registros de emisiones recopilados por el satélite Sentinel-5P de la Agencia Espacial Europea. Las imágenes muestran que las emisiones de dióxido de nitrógeno, un gas íntimamente vinculado con los escapes de vehículos, son mucho menores en todo el norte de Italia en comparación con el mismo periodo el año pasado. La región suele lidiar con esmog de invierno.
Los datos del satélite fueron analizados para The New York Times por Descartes Labs, un grupo de análisis geoespacial.
En otro análisis divulgado este fin de semana, los investigadores de la Universidad Bocconi reportaron un “considerable” declive en diferentes tipos de contaminación atmosférica en Milán durante la cuarentena, incluyendo niveles de dióxido de nitrógeno y contaminación por partículas, una consecuencia de la quema de combustibles fósiles que es altamente dañina para la salud humana.
“Es evidente que las personas no se están moviendo en auto”, afirmó Percoco, uno de los autores del estudio, al señalar que las emisiones vehiculares son una fuente importante de partículas finas y otros tipos de contaminación en las ciudades italianas. Afirmó que hay pocas personas en las calles, pues la mayoría de los italianos se están quedando en casa para evitar el virus.
La reducción de la contaminación fue incluso más marcada en China, donde se detectó por primera vez el nuevo coronavirus. Las reducciones más notables de emisiones se vieron alrededor de la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei.
Las autoridades chinas pusieron la región en cuarentena a finales de enero, tras las festividades del Año Nuevo Chino, y hasta hace poco han empezado a relajar las restricciones para permitirles a los trabajadores de industrias claves regresar a sus labores. Eso incluye a trabajadores del transporte público y aquellos involucrados en la elaboración de suministros médicos y otros productos básicos.
La inédita cuarentena, que prohibió la movilización de casi 35 millones de personas, causó perturbaciones económicas generalizadas, incluyendo una reducción en la fabricación y generación de electricidad.
Como consecuencia, la contaminación en toda la región se desplomó.
“Lo que vimos en China fue un efecto muy acelerado”, afirmó Joanna Joiner, una física atmosférica de la NASA. El análisis generado por esa agencia descubrió que las emisiones de dióxido de nitrógeno sobre el este y el centro de China fueron significativamente más bajas durante enero y febrero de este año, comparadas con los niveles normales de ese periodo.
Cada año, la contaminación se reduce en todo el país durante la semana de la celebración del Año Nuevo Lunar, ya que las fábricas cierran y las personas se quedan en casa (el feriado cae a finales de enero o principios de febrero cada año). Pero usualmente, las emisiones repuntan cuando el país vuelve a activarse. Este año, las emisiones se mantuvieron en niveles bajos durante semanas.
Una disminución menor en la contaminación por dióxido de nitrógeno también puede verse en Corea del Sur, cerca de la capital, Seúl. El gobierno surcoreano no restringió el movimiento de sus ciudadanos, pero fomentó el distanciamiento social estricto al ordenar el cierre de colegios y universidades, pedir que las personas trabajaran desde casa y cancelar eventos que implicaban grandes concentraciones de gente.
Las medidas de distanciamiento social, así como un incremento en el número de personas que decidieron entrar en cuarentena por su cuenta, parecen haber tenido un efecto en la contaminación atmosférica, afirmó Minwoo Sun, coordinador de la Unidad Global de Contaminación Atmosférica de Greenpeace en Asia oriental. Sin embargo, añadió, se necesita un análisis más detallado para entender a plenitud la profundidad del efecto del coronavirus en la atmósfera de Corea del Sur.
Según Joiner, a medida que más países desaceleren su ritmo de vida normal para frenar la propagación del coronavirus, podríamos ver nuevas caídas en la contaminación en todo el mundo.
“Estamos viendo cambios en el comportamiento humano, en la manera en que las personas se están movilizando y usando combustibles”, afirmó Joiner. “La contaminación no se puede esconder de los datos satelitales. Nos va a decir qué está pasando”.