La red social ultra local Nextdoor, que conecta a personas del mismo barrio, se ha llenado de pronto de ofertas de ayuda entre vecinos que van desde hacerle las compras a los mayores hasta pasear a los perros.
El número de usuarios activos de Nextdoor.com aumentó 80% en un mes, mientras más de la mitad de los estadounidenses están llamados a quedarse en casa, con medidas de confinamiento más o menos estrictas dependiendo del estado, para frenar la propagación de la pandemia de coronavirus.
Igual que en China y luego en Europa, la gente confinada ha recurrido a plataformas digitales para mantenerse en contacto y entretenerse. Las videollamadas han explotado en los sistemas de mensajería.
Nextdoor permite a las personas estar conectadas con aquellos con los que ya no se cruzan en la calle o en el ascensor.
“Nos damos cuenta de que la proximidad es más importante que nada en este momento”, estimó Sarah Friar, directora ejecutiva de la red, entrevistada por la AFP. “Necesitamos a la gente que vive cerca de nosotros”.
La empresa, lanzada en 2011 y con sede en San Francisco, cubre 260.000 barrios de 11 países, entre los que están España, Estados Unidos, Francia, Italia, Australia, Reino Unido y Suecia.
“Estaba acostumbrada a que mis vecinos me regalaran limones, pero ahora puedo contar con ellos para las compras”, dice Paulina Borsook.
– Pasear a los animales –
Esta estadounidenses de 66 años que vive en la bahía de Monterrey, en el sur de Silicon Valley, prefiere salir lo menos posible.
“Me conmueve el espíritu comunitario, las personas que se ayudan mutuamente, que hacen las compras los unos a los otros”, añadió.
En la plataforma gratuita, los usuarios comparten consejos: qué restaurantes ofrecen comida para llevar, las últimas noticias locales o en qué parque infantil está ahora prohibido el acceso, por ejemplo.
Existe molestia por medidas que se consideran demasiado estrictas o residentes que se consideran irrespetuosos.
“Estoy furiosa por que el pequeño parque para perros Hearst haya sido cerrado”, dice por ejemplo una usuaria de Berkeley, una ciudad en el área de la bahía de San Francisco.
“Es increíble la cantidad de grupos que se reúnen a beber y mirar la puesta de sol”, comenta un residente local del mismo barrio en referencia a un parque. “Nunca he visto la zona tan llena de gente. ¡Vamos a caer enfermos!
Otros lanzan iniciativas que apuntan más bien a dar ánimos, como colocar dibujos de arco iris u ositos de peluche en las ventanas, mirando a la calle para divertir a los niños.
“Voy a volver a colocar mis luces de Navidad mañana para dar un poco de alivio al corazón”, anuncia un mensaje en un grupo en Santa Cruz, otra localidad de la costa californiana. “¡Haz lo mismo que yo!”.
– En el mismo barco –
Nextdoor promueve la solidaridad, las colectas de alimentos para las asociaciones y el apoyo a los comercios locales, muy afectados por las medidas de seguridad contra el coronavirus.
En la página de inicio, un mapa interactivo permite a los miembros indicar dónde viven y las tareas que pueden realizar.
Nextdoor también es utilizado por ayuntamientos y organizaciones gubernamentales para comunicar información muy local. Sin contar los aportes de los usuarios.
“La gente publica anécdotas o cosas útiles de saber que no recibo por ninguna otra vía”, dice Paulina Borsook. “Y si escribes algo que no tiene sentido, los demás reaccionan. Realmente tiene un espíritu ‘estamos en el mismo barco'”.
La red supervisa los intentos de desinformación o estafa, una tarea más fácil que en otras plataformas ya que el sistema de registro verifica que los usuarios son quienes dicen ser y que viven en el área que indican.
“Cuando las personas publican mensajes, es bajo su propio nombre y esto los hace responsables”, comenta Sarah Friar.
Como Facebook y Twitter, Nextdoor sufre la pérdida de ingresos publicitarios a causa de la crisis económica generada por el coronavirus.
“Por otro lado, las compañías que no conocíamos están interesadas en nosotros ahora”, dice la ejecutiva.