Los informes del Departamento de Trabajo en las últimas dos semanas indicaron, en conjunto, que un total de 10 millones de personas perdieron sus empleos por el cierre de empresas.
Estados Unidos espera un nuevo indicador del impacto de la pandemia de COVID-19 sobre la economía, con la difusión este jueves de la cifra de desempleo semanal, en la que se prevé un salto de unos cinco millones.
Los informes del Departamento de Trabajo en las últimas dos semanas indicaron, en conjunto, que un total de 10 millones de personas perdieron sus empleos por el cierre de empresas debido a la propagación del virus en la economía más grande del mundo.
Los analistas esperan que los datos de este jueves muestren un nuevo salto de varios millones, lo que pondría más presión por medidas paliativas a los legisladores en Washington.
“Es difícil esperar otra cosa que no sea otro informe horrendo”, escribió la consultora Pantheon Macroeconomics en un análisis.
El consenso entre los economistas es una expectativa de cinco millones de nuevas solicitudes de beneficios de desempleo, aunque muchos esperan una cifra mayor.
El informe de la semana pasada mostró 6,65 millones de pérdidas de empleos, y el informe del 26 de marzo había reportado un total de 3,3 millones.
Una encuesta mensual separada del Departamento de Trabajo realizada durante la semana del 12 de marzo, antes de que se generalizaran los cierres, mostró una pérdida de 701.000 empleos, y la tasa de desempleo aumentó a 4,4%. Fue la peor marca desde marzo de 2009 cuando el país sentía el golpe de la crisis financiera.
El informe semanal del jueves probablemente traerá “noticias más aterradoras”, dijo Beth Ann Bovino, economista jefe de S&P Global Ratings en Estados Unidos, quien pronosticó que los nuevos pedidos de ayuda ascenderán a tres millones. Otros analistas estiman que la cifra rondará los seis millones.
Según previsiones de Bovino, el informe mensual de empleos de abril también dará cuenta de una gran caída, “con casi 13 millones de empleos perdidos y una tasa de desempleo de alrededor del 15%”.
– Más ayuda requerida –
En marzo, el Congreso aprobó un paquete de estímulo de 2,2 billones de dólares para detener el sangrado, una de las tres medidas que los legisladores aprobaron para combatir la pandemia de coronavirus.
El estímulo incluye pagos directos en efectivo a los estadounidenses, seguro de desempleo ampliado y 350.000 millones para un programa de préstamos destinado a pequeñas empresas con el fin de que retengan a sus empleados.
Sin embargo, la implementación de ese programa ha sido defectuosa, y los bancos están frustrados por la falta de pautas claras sobre el funcionamiento, ya que enfrentan una avalancha de solicitudes de efectivo.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que pediría al Congreso 250.000 millones de dólares adicionales para los préstamos, debido a la gran demanda. Pero la iniciativa requiere la aprobación del Congreso.
Si bien cree que el paquete de estímulo “ayudará a amortiguar el golpe”, Bovino advirtió que los datos muestran que Estados Unidos está entrando en una recesión, que será profunda. “El panorama se deteriora”, indicó.
En minutas de su reunión de política de emergencia del 15 de marzo, cuando redujo a cero la tasa de interés de referencia, la Reserva Federal advirtió que la pandemia plantea “grandes riesgos” de caída económica.
Sin embargo, algunos funcionarios de la Fed estiman que la pandemia no tendrá efectos tan duraderos como la crisis financiera de 2008.