En plena Semana Santa, sólo unos pocos romanos llenan sus cestas con huevos, pasteles, conejos de chocolate, turrón o palomas, un bollo dulce tradicional de Pascua.
Frente al coronavirus, los negocios tradicionales se adaptan. Cerca del Vaticano, la clásica tienda Castroni entrega a domicilio huevos y dulces, “un poco de alegría y de color, un poco de Pascua”, dice.
La tienda Castroni de la Vía Cola di Rienzo, que suele estar repleta, está prácticamente vacía de clientes por la pandemia, aunque pudo permanecer abierta, como todos los comercios gastronómicos.
En plena Semana Santa, sólo unos pocos romanos llenan sus cestas con huevos, pasteles, conejos de chocolate, turrón o palomas, un bollo dulce tradicional de Pascua.
“Va a ser una gran Pascua: mi marido y yo. Nadie más”, bromea, un poco amarga, Marcella, con una cesta llena de dulces y una mascarilla en la cara. “Es desafortunado, pero no es culpa de nadie, será una fiesta de Pascua muy magra”.
La mayor parte de la actividad tiene lugar en la parte de atrás de la tienda. Los clientes están confinados y no pueden venir, así que Castroni aceleró el ritmo de las entregas.
“Hace siete años que trabajo aquí y tres o cuatro años que vendemos en línea. Pero, debido a la pandemia, este año ha habido una verdadera explosión, por desgracia o por suerte. En cualquier caso, nos las arreglamos”, comentó Alessandro Trinca, un empleado que llena bolsas y cajas listas para entregar.
En la tienda, Camilla Castroni prepara una entrega. Huevos de chocolate, una paloma y café. La entrega es ahora gratuita a partir de 50 euros de compras.
“En la época de Navidad o Pascua, donde normalmente se trabaja más, se hace un promedio de 10 a 15 pedidos al día. Hoy llegamos a una media de 150”, explica.
Ella confía en que esto compensa “las pérdidas relacionadas con el hecho de que nuestros clientes ya no pueden venir como antes a hacer sus compras”.
Camilla se alegra también de poder “llevar un poco de alegría y de colores a las casas, también un poco de Pascua”.
“Les llevamos lo que la gente busca en nuestra tienda durante este período. Colores, olores y pasteles. En cierto modo, una forma de felicidad”, cuenta, al volante de su coche en el camino de una entrega.
“Hay muchas personas que nos abren la puerta con una sonrisa, que vemos a pesar de la máscara. Porque somos las únicas personas que ven durante el día”, concluye.