En su forma más lujosa, la oficina en casa es una extensión del espacio de ocio: una habitación soleada en un segundo hogar desde la cual el jefe puede controlar a todos en la oficina.
En su forma más utilitaria es, como mínimo, personalizada y privada. Contiene una silla, un escritorio e, idealmente, una puerta. Probablemente también haya otras cosas ahí, como archivadores, ropa de invierno o verano que no se usa y una cama para los invitados, pero es un lugar de trabajo.
Según la Oficina de Estadísticas Laborales, solo el 29 por ciento de los trabajadores asalariados tenía la posibilidad de trabajar desde casa en cierta medida en 2017, mientras que el 25 por ciento sí lo hacía. Ahora, sin embargo, los trabajadores con oficinas en casa están pasando más tiempo en ellas del que jamás pensaron. Muchos más simplemente están trabajando desde casa como pueden y desde donde pueden: en la mesa, en la encimera de la cocina, en la cama, en el sofá, en el garaje.
La mayoría de los lugares de trabajo no están preparados para esto. La mayoría de los espacios habitacionales tampoco lo están. Sin embargo, a millones de nosotros nos enviaron a casa y puede que nos quedemos ahí por un tiempo. Tal vez seas una de esas personas.
Ya sea que trabajes, evites el trabajo, equilibres el trabajo con el cuidado de otras personas o busques trabajo, lo más probable es que tu oficina provisional no sea un lugar optimizado ni particularmente feliz en este momento. No tengo consejos para optimizarla, en el sentido de tener un lugar de ensueño para trabajar desde casa y escapar de la oficina.
No hay que ponernos exigentes. A continuación, algunas formas de hacer que el trabajo desde casa sea menos miserable, según los expertos.
Concéntrate en la postura
Karen Loesing, especialista certificada en evaluación de ergonomía, ayuda a las personas a diseñar sus espacios de trabajo para obtener la máxima comodidad y productividad. Ella puede decirte qué comprar y cómo disponerlo.
Es probable que en estos momentos no quieras, o no puedas, comprar cosas nuevas. Según Loesing, gran parte del equipo estándar del mercado deja algo que desear de todas formas. “Durante años, el escritorio promedio ha tenido una altura de 73,66 centímetros, y eso no le queda bien a casi nadie en una postura correcta”, explicó (la mayoría de la gente termina con una superficie de escritorio demasiado alta).
Siempre que puedas sentarte, hay algunos principios básicos que hay que tener en cuenta, comentó Loesing. Las manos deben estar sobre el teclado, con los antebrazos básicamente planos y los codos doblados en ángulo recto. La espalda debe estar apoyada (“si no estás recargado en el respaldo de la silla, es como si estuvieras sosteniendo una pesa todo el día”, afirmó) y ligeramente reclinada, a unos 15 grados de la posición recta. Los pies deben descansar en el suelo, con las rodillas flexionadas lo más cerca posible a los 90 grados.
Puede que esto no sea sencillo en una silla de madera en la mesa de la cocina, así que haz lo que puedas con almohadas, cajas, contenedores de plástico o libros. “No te sientes en una pelota de estabilización. Esas pelotas son para los gimnasios”, recomendó Loesing.
Luego está tu pantalla. “Toda tu postura va a estar relacionada con el lugar donde está tu monitor”, explicó Loesing. Si tu monitor está demasiado bajo, te inclinarás hacia adelante y, tarde o temprano, sentirás dolor. “Si está frente a ti, debes estar unos 10 centímetros por debajo de la parte superior de la pantalla”, recomendó.
Para lograr esta configuración, coloca tu computadora portátil sobre una pila de libros y conecta un teclado, que debe estar sobre tu superficie de trabajo (los teclados externos siguen estando bastante disponibles y asequibles si tienes que pedir uno).
Si tu trabajo implica papeles, ten en cuenta que los soportes de documentos que puedes encontrar en las tiendas están diseñados para estar entre el teclado y la pantalla. Puedes utilizar un portapapeles o un libro delgado apoyado en la parte inferior de un monitor externo para crear este efecto (si tienes acceso a una pantalla externa —y no descartes usar el televisor para este fin, ya sea a través de wifi, con una función como Apple AirPlay, o con un cable— puedes convertir la pantalla de tu computadora portátil en un portapapeles).
Loesing comentó que muchos de sus clientes están entusiasmados con el cambio a escritorios para trabajar de pie. “Han leído mucho acerca de que estar sentado es tan malo como fumar“, dijo. “Están entusiasmados. Es una novedad”, agregó.
Hazlo si quieres —aplican las mismas pautas para tu monitor y brazos, aunque debes tener cuidado al apilar cajas para que tu computadora portátil esté entre 1,52 y 1,82 metros del suelo—, pero no esperes estar de pie todo el día. Loesing mencionó que, en promedio, estarías parado un veinte o treinta por ciento del tiempo. Intenta no mantener rectas las rodillas. Tira un libro al suelo para levantar un pie a la vez, esto puede ayudar a evitar la incomodidad y mantenerte consciente de tu postura.
Pon límites
Las oficinas reales se diseñan con base en todo tipo de teorías y principios: valores correctos de densidad, planos de iluminación y acústica, flujo. En cambio, la oficina de emergencia en casa fue diseñada probablemente para algo más: comer, dormir o almacenar.
George Evageliou, presidente de Urban Homecraft, una compañía de muebles personalizados, sugiere que tomes un momento para visualizar la oficina de tus sueños, incluso si está fuera de tu alcance. “Busca el ideal, con el entendimiento de que no lo vas a tener”, comentó Evageliou, quien actualmente está en cuarentena en un apartamento tipo estudio de 23 metros cuadrados. “Cualquier cosa que puedas tener, será mejor gracias a eso”.
Este ejercicio, en el momento, puede parecer extremo. Lo ideal: una oficina con una puerta, un espacio para trabajar, una línea más clara entre las tensiones del hogar y las tensiones relacionadas con el trabajo. Realidad mejorada: una mesa en una cocina o sala de estar, despejada, destinada únicamente al trabajo.
Si tienes problemas de espacio, está bien. “Intenta delimitar los espacios en una misma habitación”, recomendó Evageliou (me habló desde un escritorio instalado debajo de una cama elevada). Cualquier tipo de espacio de trabajo despejado — aunque sean unos cuantos metros cuadrados rodeados por una barda invisible— también puede ayudar a mantener los límites mentales.
Saber que no estás rediseñando tu casa y que no vas a hacer esto para siempre puede ayudarte a reformular perspectivas poco atractivas como concesiones razonables ante la necesidad de privacidad, espacio y separación emocional. “Un armario es un lugar ideal para un escritorio”, dijo Evageliou. Sí, es un armario. Pero también es “un gran lugar para eliminar las distracciones y concentrarse”.
Tener un espacio realmente independiente para trabajar, sin importar cuán pequeño sea, puede redituarte de otras maneras. “Hace que sea mucho más agradable volver a la mesa, o sentarse en el sofá y ver la televisión”, afirmó el experto. Tal vez la mayor parte de tu casa se ha convertido en una zona caótica y sin fronteras de trabajo/cuidado de niños/almacenamiento/preparación de alimentos. Un pequeño cuadrante para pensar y lidiar con el mundo exterior ayudará.
Así como lo opuesto: escoge un espacio verdaderamente libre de trabajo, aunque sea tu cama, y mantenlo como si fuera sagrado.