Ministerio de Salud peruano el 22 de marzo dispuso que los fallecidos por COVID-19 deben ser cremados, salvo en las ciudades o pueblos donde no hay crematorios.
Varias carrozas fúnebres hicieron fila este lunes en la puerta de un hospital del Callao, ciudad portuaria contigua a la capital peruana, Lima, para retirar cuerpos de víctimas de la pandemia del nuevo coronavirus y llevarlos a los cementerios.
“De acá (hospital) salen a diario muchas carrozas. Los médicos dicen que la única manera que haya cama disponible es que alguien fallezca”, explicó a la AFP en el lugar David Carrera, quien visita a su padre enfermo en el hospital Luis Negreiros del Callao, sobre el oceáno Pacífico.
“La mayoría de los pacientes están muy mal y los que no los envían a la Villa Panamericana para desocupar camas” del hospital, explicó este mecánico de 44 años.
Por su parte, Deysi Huamán, 39 años, declaró llorando a la AFP que por la falta de una máquina para respirar su esposo falleció la noche del domingo. “Vengo a recoger el cadáver de mi esposo, él necesitaba una máquina. Él me dijo no dejes morir”, sostuvo mortificada.
“Cuando el paciente muere recién te llaman”, agregó la esposa de este chef de 42 años de un restaurante de Lima.
Casi el 70% de los casos del coronavirus en Perú se registran en Lima y el vecino puerto del Callao.
Antes de la pandemia, era usual que muchas familias peruanas velaran a sus fallecidos en casa y luego acudieran en masa a los cementerios, acompañados hasta con orquestas tradicionales andinas. Nada de esto se puede hacer ahora.
“No sé si es mi papá, me lo van a entregar en una bolsa sellada. De frente van ir al cementerio, crematorio no hay porque hay un motón de cadáveres”, aseguró a la AFP Gloria Bailón, de 37 años, quien confesó que tiene dudas de estar contagiada por el coronavirus.
Una directiva sanitaria publicada por el Ministerio de Salud el 22 de marzo dispuso que los fallecidos por COVID-19 deben ser cremados, salvo en las ciudades o pueblos donde no hay crematorios. En ese caso son enterrados.
“Nosotros recogemos al fallecido del mortuorio para llevarlos en ataúd forrado con plástico a los cementerios”, dijo Rafael Sara, 38 años, trabajador de una funeraria.
Perú es el segundo país latinoamericano, después de Brasil, con más afectados por COVID-19, con 94.933 casos confirmados y 2.789 fallecidos.