Los precios de estas cajas mortuorias oscilan entre 200 y 300 dólares.
Carpinteros trabajan en jornadas extenuantes para fabricar ataúdes sellados, ante los sombríos pronósticos sobre el posible impacto del coronavirus en Nicaragua, donde las autoridades admitieron un fuerte aumento de contagios y muertes en la última semana.
“Hay momentos que no se puede descansar, agota físicamente” el trabajo de fabricar los ataúdes que las funerarias demandan como anticipo de una potencial avalancha de pedidos para enterrar a víctimas de la COVID-19, dijo a la AFP un ebanista que se identificó como Obed.
Las autoridades de salud de Nicaragua reportaron el martes un fuerte aumento de contagios con 254 casos, 10 veces más que los 25 reportados una semana atrás, y 17 muertos.
Sin embargo, la ONG Observatorio Ciudadano contabilizó hasta el 16 de mayo 1.569 casos de COVID-19 y 366 fallecidos, bastante más que las cifras oficiales.
El repunte del negocio por la emergencia del coronavirus “no es una alegría. Cualquiera diría ‘ah, están haciendo dinero’ pero no, más bien da tristeza ver que tantas personas están falleciendo”, declaró Obed entre el ensordecedor ruido de martillos y sierras, y un penetrante olor a pintura.
“No ha habido una revolución en ventas como ahora. Las funerarias están desesperadas buscando cajas”, comentó Mario Herrera, propietario del taller familiar de ataúdes.
En el pequeño negocio en un barrio capitalino se apilan cajas mortuorias elaboradas con plywood, fibra y madera.
“El ataúd que se esta haciendo es sellado”, que es el recomendado para las víctimas de la COVID-19, sin ventana de cristal, forros de tela ni adornos y son más baratos, señaló Herrera.
Los precios de estas cajas mortuorias oscilan entre 200 y 300 dólares, según Herrera.
En el mercado también se ofrecen cajones de cartón comprimido por entre 100 y 175 dólares.
– Sin lujos –
“Ahora la gente lo que quiere es enterrar a su familiar, no está buscando nada de lujo. Sino lo más sencillo”, sostuvo por su parte el propietario de una funeraria en Managua, que prefirió el anonimato.
“La demanda de ataúdes es creciente, algo que no se había visto en los 24 años que tengo de servicio funerario”, subrayó.
El empresario agregó que “las causas por las que están muriendo las personas obliga a una sepultura inmediata, así los familiares no se arriesgan al contagio”.
El gobierno no ha publicado aún un protocolo para enterrar a los fallecidos por el coronavirus, pero familiares han registrado la experiencia de los “entierros express”, en los que sus deudos son sepultados en cajones sellados, sin velatorio ni funeral.
Especialistas calculan que los enfermos y decesos por la COVID-19 serían mayores a los presentado por las cifras oficiales porque no hubo medidas de contención para evitar la propagación del virus y al contrario, se promueven actividades con aglomeración de personas.