La pandemia del coronavirus y los temores sobre su propagación han frenado de manera drástica años de iniciativas para hacer que los estadounidenses hagan una sola cosa: traer sus propias bolsas a la tienda de abarrotes y dejar de usar las de plástico.
California ha permitido que las tiendas usen bolsas de plástico hasta finales de junio, según una orden ejecutiva del gobernador Gavin Newsom, aunque el estado ha prohibido las bolsas de plástico desde 2016. Nueva York retrasó el cumplimiento de su prohibición hasta el 15 de junio. Otras ciudades y estados han estado adoptando medidas similares con el respaldo de la industria del plástico, a pesar de la evidencia de que el virus puede sobrevivir más tiempo sobre el plástico que sobre otras superficies (como el papel o la tela).
La pandemia llegó en un momento en que se estaba acumulando un impulso por dejar de usar plástico, pues muchos consumidores han exigido alternativas o han dejado de usar productos (como las pajillas de plástico). Aunque casi el 72 por ciento de los estadounidenses dicen que tratan constantemente de limitar su uso de plástico, de acuerdo con una encuesta del Centro de Inveastigaciones Pew de 2019, la cantidad de desperdicios plásticos por persona se ha mantenido constante: casi 113 gramos por persona todos los días, con un total de casi 15,6 millones de toneladas en 2017.
Sin embargo, para quienes están trabajando en materia de alternativas para el plástico de un solo uso, el ímpetu de los consumidores no está desapareciendo. De hecho, los fundadores de varias compañías de alternativas para el plástico dijeron que habían visto aún más interés en sus productos por parte de los consumidores y un compromiso renovado de algunas de las compañías más grandes con las que trabajan para tener avances.
“Tenemos la fortuna de no ver que alguien diga: ‘No me preocupa la sustentabilidad. Solo voy a enfocarme en la supervivencia en este momento’”, dijo Troy Swope, cofundador y director ejecutivo de Footprint, que produce alternativas a base de fibra para los plásticos de un solo uso (básicamente, cartón). “Si acaso, hemos observado una aceleración”, agregó, pues las compañías a menudo ven un aumento de ventas tras optar por empaques sustentables.
Swope dijo que su producto, con el que se sirvieron artículos del servicio de alimentos en el Super Tazón de este año, era diferente de otras alternativas a base de fibra en varios aspectos. El más importante es una vida útil similar a la del plástico, lo cual ayuda a evitar el desperdicio adicional de comida. Además, el producto es totalmente biodegradable y compostable, y es posible meterlo al microondas, a diferencia del plástico.
Footprint nació del trabajo de Swope durante quince años como ingeniero en Intel, donde se convirtió en “medioambientalista por accidente”. Vio de primera mano los muchos elementos distintos de los empaques de plástico que acompañaban los productos de Intel y quedó sorprendido por la cantidad de desperdicios en el envío y en la cadena de suministro en general. Se mostró aún más alarmado de que las obleas de silicio, elementos de los procesadores de Intel, se consideraran contaminadas tras ser transportadas en un plástico que era similar a los recipientes con fruta picada que venden en los supermercados.
“Encontramos el mismo nivel de contaminación en la comida que en la oblea”, dijo. “Si es malo para la oblea, es malo para un ser humano”, agregó.
Sobre todo, el plástico que se encuentra en el océano ha captado la imaginación de la gente y parece ser el punto de inicio de varias compañías que están desarrollando alternativas al plástico, tanto para el material de origen como para la contaminación que están tratando de evitar. Una de esas compañías es Notpla, que usa extracto de alga para crear su alternativa al plástico.
La principal innovación de Notpla es una pequeña cápsula que llama Ooho, hecha de alga y otras plantas. Esta capsulita (similar a la que se usa para unos detergentes), la cual es comestible y se degrada entre cuatro y seis semanas, es el reemplazo ideal para los sobres de condimentos de una sola porción, dijo Pierre Paslier, cofundador y codirector ejecutivo de la compañía, que solía desarrollar empaques para L’Oréal.
“Usamos el plástico durante cinco minutos y termina en el océano durante cien años”, dijo Paslier para explicar el interés de la compañía en proporcionar alternativas al plástico usado con el fin de transportar alimentos.
El año pasado, Notpla se asoció con Lucozade, una bebida deportiva, para repartir cápsulas en una estación de auxilio en el Maratón de Londres en lugar de vasos de un solo uso. La empresa alcanzó una fama moderada en Internet el año pasado cuando Glenlivet, una destilería escocesa, develó cócteles de whisky en bolsitas comestibles de Notpla por un periodo limitado. Notpla también ha creado una bolsa para productos secos y un revestimiento para contenedores de alimentos de cartón, que a menudo se sellan con plástico y no se pueden reciclar o convertir en abono fácilmente.
Los materiales diferentes pueden dejar a los consumidores confundidos, lo cual inspiró a Zuleyka Strasner a fundar Zero, una tienda de abarrotes en línea sin plástico de un solo uso. Después de un viaje a una pequeña isla frente a la costa de Nicaragua donde las costas estaban inundadas de residuos plásticos (casi ninguno provenía de la isla), Strasner decidió intentar vivir sin plástico durante un año y medio.
Llevaba frascos y bolsas reutilizables al supermercado, y se sentía cohibida, dijo. “Me esforcé mucho en esos 18 meses, y pensé: ‘Nadie va a poder hacer esto; nadie va a tener este estilo de vida si tiene hijos o un trabajo a tiempo completo’”.
Como un modelo tradicional de lechero “con tecnología avanzada”, Zero Shop entrega las compras en contenedores reutilizables —en su mayoría de vidrio y silicón— que luego son lavados por los clientes y recogidos en la siguiente entrega.
La empresa, que actualmente solo brinda servicios en el área de la bahía de San Francisco y tiene planes de expansión, ofrece alrededor de 400 artículos, desde productos frescos y carne hasta papas fritas y palomitas de maíz.
Strasner dijo que la compañía, de manera un tanto sorprendente, había crecido alrededor de un 200 por ciento semana tras semana durante el confinamiento y que los consumidores no habían expresado preocupación por introducir artículos reutilizables en sus hogares. Menos personas, dijo, tocan sus productos que los de una tienda de abarrotes, dada la longitud de la cadena de suministro tradicional, sin mencionar a los compradores indecisos.
Strasner no utiliza soluciones biodegradables y compostables, sino materiales más duraderos como el vidrio y el silicón. Sin embargo, la descomposición también puede ser productiva: Ecovative Design utiliza tejido de hongos (micelio) para crear un empaque alternativo.
Imagina que recibes un televisor en una caja, con poliestireno en las esquinas. Ahora, imagina que el material amortiguador está hecho de hongos.
Ecovative cultiva empaques llenando moldes con residuos agrícolas como astillas de madera, que sirven como fuente de alimento, y células de micelio. El micelio se alimenta de las astillas de madera, y hace crecer sus fibras alrededor y a través de la fuente de alimentos, y, entre cuatro y seis días, toma la forma del molde, que luego puede ser removido.
Si la tendencia de la jardinería doméstica durante el confinamiento continúa, esta podría convertirse en una parte más importante de lo que se pensaba en nuestras vidas pandémicas: el empaque de hongos de Ecovative puede ser usado como fertilizante.
Al final, todo cumple su ciclo, a menos que se trate del plástico, que no se degrada.