El aumento gradual de robos y asaltos, junto a nuevos casos de feminicidios y de violencia doméstica, son efectos colaterales de una cuarentena que va camino a convertirse en la más extensa del mundo.
Perú evalúa que las fuerzas armadas cooperen con la policía para enfrentar la inseguridad, que se incrementa sin pausa desde mayo luego de una caída al inicio del confinamiento obligatorio por la pandemia, hace 12 semanas.
El aumento gradual de robos y asaltos, junto a nuevos casos de feminicidios y de violencia doméstica, son efectos colaterales de una cuarentena que va camino a convertirse en la más extensa del mundo.
Las miradas convergen sobre Lima, con una población de 10 millones, donde la inseguridad volvió pese a restricciones de circulación y a un toque de queda nocturno.
“Estamos conversando con el ministro del Interior para ver de qué manera integramos este trabajo, porque ya es un hecho que está comenzando a incrementarse la delincuencia y tenemos que trabajar juntos para ver este tema junto con la Policía Nacional”, dijo el lunes el ministro de Defensa, Walter Martos.
“El marco legal nos faculta a participar en apoyo de la Policía en aquellos aspectos sociales, delincuenciales, que ponen en peligro la seguridad nacional”, añadió.
Las discusiones sobre un mayor rol de los militares en la seguridad ciudadana se dan mientras miles de soldados ya están en las calles controlando el confinamiento.
“La delincuencia se va a desbordar cuando acabe el confinamiento, porque la pobreza ha crecido y hay gente que se ha quedado sin ingresos y trabajo”, señala a la AFP el exministro del Interior, Fernando Rospigliosi.
“Eso es lo que va venir”, advierte el también sociólogo y analista político.
El confinamiento, en vigor desde el 16 de marzo, dejó dos millones de desempleados –1,2 millones en Lima–, según el ministerio de Economía y Finanzas. La medida regirá hasta el 30 de junio.
En mayo, la prensa empezó a destacar el auge de asaltos a farmacias y el tráfico ilegal de insumos médicos.
Fue capturado un sujeto que asaltó 17 farmacias durante la cuarentena, informó el coronel Carlos Céspedes, jefe de investigación criminal de la Policía.
Las farmacias, bancos y tiendas de alimentos son los únicos negocios autorizados a abrir durante la emergencia.
– Lo intentó Alan García –
El inicio del confinamiento el 16 de marzo frenó la delincuencia y a fines de ese mes el presidente Martín Vizcarra llegó a afirmar que “la incidencia delictiva ha disminuido en un 84%” respecto a la primera quincena en que no hubo cuarentena.
Pero los índices repuntaron.
Las denuncias por robos presentadas en las comisarías de Lima pasaron de 810 en marzo para caer a 290 en abril y remontar a más de 800 en mayo.
“En abril empezó a subir y en mayo la cifra ya es significativa, con niveles iguales a los que había antes de la cuarentena”, acota Rospigliosi.
Lo que más abunda es el robo de alimentos, zapatillas y bicicletas, cuyo uso se ha disparado por las restricciones de transporte público impuestas para frenar la propagación del coronavirus.
Según Rospiliosi, el gobierno carece de estrategia y recurrirá al “populismo penal”, con aumento de penas a los delincuentes y sacando a los militares a las calles. “Eso va a empeorar las cosas”.
No es la primera vez que un gobierno evoca la posibilidad de enviar a los militares a combatir la delincuencia.
El difunto presidente Alan García abogó en su segundo mandato (2006-2011) para que las fuerzas armadas se encargaran de combatir la delincuencia, pero se topó con el rechazo del Congreso y de la opinión pública, y la iniciativa no prosperó.
– Feminicidios –
Los robos informáticos, como clonación de tarjetas y sustracción de dinero de cuentas bancarias, también se han ganado su lugar en el palmarés.
“Los delitos que se incrementaron fueron transferencias bancarias”, dijo a la radio RPP el coronel Orlando Mendieta, jefe de delitos tecnológicos de la Policía.
Según la fiscalía, entre el 16 de marzo y el 31 de mayo se registraron 12 feminicidios (nueve de peruanas y tres de venezolanas) y 25 tentativas en el país.
La cantidad de feminicidios es menor a la del mismo período de 2019, cuando 37 mujeres fueron asesinadas, pero refleja la inseguridad que representa para algunas estar confinada en la misma casa con una pareja violenta, según las autoridades.
Perú registró el récord de 168 feminicidios en 2019, según el ministerio de Justicia.
Bajo la cuarentena hubo también 226 violaciones sexuales, de las cuales 112 a menores de edad y más de 7.080 detenidos por agresión a la mujer o la familia.