Esta región del mundo sumaba 6.114.634 de contagios hacia las 21H00 GMT del domingo.
Ecuador se sumó este domingo a los países interesados en producir una vacuna contra el nuevo coronavirus, que afecta especialmente a América Latina y el Caribe, con más de seis millones de contagios, mientras en una Europa temerosa de una segunda ola Italia cerró sus discotecas.
El coronavirus se ha cobrado la vida de 766.646 personas en el mundo y contagiado a más de 21,5 millones. En los últimos siete días, casi la mitad de las muertes han ocurrido en Latinoamérica y el Caribe, donde se registran 240.194 fallecidos desde el inicio de la pandemia, según un balance de AFP basado en datos oficiales.
Ante un virus que no da tregua, la esperanza pasa por una vacuna.
Ecuador, uno de los países latinoamericanos más golpeados por la pandemia con más de 100.000 casos, manifestó este domingo su interés de fabricar la vacuna contra la covid-19.
“Ecuador también está en la capacidad de fabricar las vacunas contra la COVID-19, al igual que Argentina, Colombia y México, que han manifestado su interés en producirlas”, aseguró el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, a través de un comunicado.
Argentina y México habían anunciado esta semana un acuerdo para producir la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
La evolución de la anunciada Sputnik V, la vacuna contra la covid de Rusia, también mantiene en vilo al mundo, aunque con escepticismo por parte de Occidente, que avanza en diversos proyectos propios.
La excepción es Brasil, que sigue un camino diversificado, con acuerdos que incluyen la vacuna rusa.
El sábado, el Ministerio de Salud ruso informó que ya se logró producir el primer lote de Sputnik V.
– Europa abre el paraguas –
Europa, que se vio sacudida por el virus a principios de este año, especialmente en países como España e Italia, se prepara ahora para una posible segunda ola de contagios.
En España, con 3.000 infecciones diarias en los últimos dos días, el gobierno decretó la prohibición de fumar en la calle si no hay distancia de seguridad, además de cerrar discotecas y bares nocturnos.
La reimposición de medidas motivó este domingo una protesta multitudinaria en las calles de Madrid, en la que se ondeaban pancartas con leyendas como “El virus no existe”, “las mascarillas matan” o “no tenemos miedo”.
Italia, por su parte, anunció el domingo el cierre de las discotecas y la obligación de usar mascarilla por la noche en lugares públicos.
El ministro de Salud, Roberto Speranza, firmó un decreto que entrará en vigor el lunes y tendrá vigencia al menos hasta el 7 de septiembre por el que torna obligatorio el uso de la mascarilla entre las 18H00 y las 06H00 locales en lugares públicos donde se “formen grupos”.
– Luz verde al turismo en Brasil –
Brasil, con 3,3 millones de casos y 107.852 muertos es el país más afectado de la región. Pese a ello, los principales puntos turísticos de Rio de Janeiro, entre ellos el icónico Cristo Redentor, reabrieron sus puertas al público, tras cinco meses de cierre.
Los visitantes tendrán que usar máscara, mantener una distancia mínima de dos metros entre sí y no podrán recostarse en el suelo, algo habitual entre quienes buscan el mejor ángulo para sacarse fotos con la gigantesca estatua.
Al trágico saldo del gigante sudamericano le sigue el de Perú, que el sábado registró un récord de 9.507 casos en 24 horas y 219 decesos, para un total de 525.803 casos y 26.075 fallecidos.
Luego sigue México (517.714 infectados y 56.543 muertos), cuyo gobierno declaró 30 días de luto nacional a partir de este fin de semana.
Proporcionalmente en relación a la población, Perú tiene la mayor cantidad de muertes en la región, con 784 por cada millón de habitantes.
El impacto de la pandemia se refleja también en Argentina, donde el gobierno extendió hasta fin de agosto el aislamiento social que suma 148 días.
En El Salvador, donde se registran 22.912 casos y 612 fallecidos, la Conferencia Episcopal de ese país centroamericano anunció este domingo que el próximo 30 de agosto reabrirán las iglesias después de cinco meses de cierre por la crisis sanitaria.
Los obispos tomaron la decisión tras “constatar una disminución” en los contagios del nuevo coronavirus.