“Es una buena elección para él, pero una muy mala elección para la Casa Real y para la imagen de la Corona”, afirma a la AFP el periodista Alberto Lardiés, autor del libro “La democracia borbónica”.
“El peor destino posible”: así definía el diario monárquico ABC la decisión del rey emérito Juan Carlos I de instalarse en Emiratos Árabes Unidos para distanciarse de un escándalo por presunta corrupción nacido, precisamente, en las monarquías del Golfo.
Dos semanas después del exilio de quien fuera rey de España durante 38 años, la tormenta alrededor de la Casa Real no escampa. El anuncio de su paradero el lunes terminó el juego de especulaciones sobre dónde estaba Juan Carlos, pero dañó más su imagen.
“No solo estamos hablando de países donde no se respetan los derechos humanos (…), sino que acaba en donde presuntamente intermedió para cobrar comisiones, donde se supone presuntamente que se ha forrado de dinero como comisionista”, añade en conversación telefónica.
El silencio de la clase política del país, con los principales partidos cerrando filas con la Casa Real, contrasta con las críticas en la prensa escrita y las tertulias radiofónicas y televisivas.
“El padre del Rey ha cometido un grave error estético y ético que deja traslucir un desafío a la opinión pública española, a su propio hijo el Rey y, no menor, al Gobierno”, aseguraba este martes en El Confidencial el periodista José Antonio Zarzalejos, buen conocedor de la monarquía.
“De todos los lugares posibles para exiliarse, Juan Carlos I ha escogido el peor (…) Sin duda recibirá allí todas las atenciones pero se arriesga a perder aquí todas las devociones”, escribe en una columna el director adjunto del ABC, Agustín Pery.
Antes apreciado en España, donde muchos se definían “más juancarlistas que monárquicos”, la reputación del rey emérito pierde enteros a marchas forzadas.
Su escapada a cazar elefantes a Botsuana cuando España atravesaba el peor momento de la crisis económica y el escándalo de corrupción alrededor de su yerno Iñaki Urdangarin, ahora encarcelado, ya condujeron a su abdicación en junio de 2014 en favor de su hijo, Felipe VI.
Pero han sido las sospechas sobre una fortuna oculta, investigada en Suiza y España, las que colmaron el vaso y lo llevaron fuera del país en el que pilotó la transición democrática tras la dictadura de Francisco Franco.
– ‘Regresar al escenario del crimen’ –
El origen del escándalo es precisamente una transferencia de 100 millones de dólares que, según un diario La Tribune de Ginebra, Juan Carlos I habría recibido en 2008 en una cuenta suiza de parte del rey Abdalá de Arabia Saudí..
Esta información se relacionó con las grabaciones divulgadas por medios españoles en 2018 donde la examante del monarca aseguraba que éste había recibido una jugosa comisión por la concesión a empresas españolas de un contrato para construir un tren de alta velocidad en el reino.
“Remedando las novelas policíacas, esto es un regresar al escenario del ‘crimen'”, escribe José Antonio Zarzalejos. “Juan Carlos de Borbón y Borbón ha entrado en una espiral que destruye lo que le quedaba de reputación. Y causa un mal de enorme gravedad y alcance”, insiste.
Para Lardiés, la operación deja “en una situación muy difícil” a la monarquía de Felipe VI, que pactó con su padre su salida y se encargó de comunicar tanto su marcha como su paradero.
“Deberían haberlo dejado a su suerte. Pero ha participado en la decisión, se ha manchado con un asunto en el que no deberían haberse manchado”, afirma.
Emiratos Árabes no cuenta tratado de extradición con Suiza, lo que dificulta una hipotética entrega. Sí lo tiene con España, aunque no sería necesario si Juan Carlos se pone a disposición de la justicia como afirmó su abogado tras su marcha.
Las buenas relaciones del exmonarca con las monarquías del Golfo son largamente conocidas y alimentaron las sospechas de una fortuna oculta.
Sus viajes a la zona fueron frecuentes. Uno de los últimos, en ocasión del Gran Premio de Fórmula 1 de Abu Dabi en 2018, causó polémica al dejarse fotografiar sonriente con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán, pocas semanas después del asesinato del periodista Jamal Khashoggi.