Turquía “sigue alejándose” de los estándares europeos, según el documento de la UE.
La Unión Europea (UE) advirtió el martes sobre retrocesos en términos de calidad democrática y respeto a los derechos humanos en Turquía, donde la represión lanzada luego de un intento de golpe de Estado tenía “un impacto profundo y devastador”.
La advertencia consta en el más reciente informe de la UE sobre los progresos para adaptarse a la normativa europea por parte de los países interesados en sumarse al bloque.
Según el documento, Turquía “sigue alejándose” de los estándares europeos.
Turquía inició en 2005 las conversaciones para sumarse formalmente a la UE, pero esos contactos quedaron en la práctica congelados a raíz de las preocupaciones europeas con el gobierno de Recep Tayyip Erdogan.
El líder turco lanzó una gran represión después del fallido golpe de 2016, y el informe de la UE apunta que aunque el estado de emergencia fue levantado en 2018, sus efectos aún se sentían.
“Muchas de las medidas introducidas durante el estado de emergencia se mantuvieron en vigor y continuaban teniendo un impacto profundo y devastador”, señala el informe.
La libertad de expresión se había erosionando en Turquía, advirtió el documento, a través de la vigilancia y el procesamiento a periodistas, abogados, activistas y académicos.
El informe también destacó la evidente inconformidad de la UE por las actividades de exploración de gas que Turquía realiza en aguas reclamadas por Chipre en el Mediterráneo oriental, una disputa que hizo estallar una enorme crisis diplomática en meses recientes.
En el informe la UE elogió algunos avances entre los países de los Balcanes Occidentales, principalmente de la ex Yugoslavia, que esperan unirse al bloque.
Sin embargo, lamentó el lento avance de las reformas legales y judiciales, así como la “falta de voluntad política” para impulsar los cambios.
La Comisión Europea, el poder ejecutivo del bloque, también anunció un paquete de inversión por 9.000 millones de euros para los Balcanes Occidentales, que agrupa a Albania, Serbia, Montenegro, Macedonia del Norte, Kosovo y Bosnia.
El plan tiene como objetivo ayudar a la región a impulsar su economía, mejorar la integración y ayudar a los países, que son significativamente más pobres que la mayoría de los miembros de la UE, a desarrollar consciencia ambiental y modernizar su infraestructura digital.