El gobierno de Trump impuso el jueves amplias sanciones a los bancos de Irán.
En busca de un segundo mandato, el presidente estadounidense Donald Trump ha acelerado la aplicación de sanciones económicas, su herramienta favorita de política exterior. Pero sus medidas de “máxima presión” no han dado los resultados esperados.
El gobierno de Trump impuso el jueves amplias sanciones a los bancos de Irán, con la intención de asestar un golpe definitivo a la economía de su adversario, y en las últimas semanas ha emitido acciones casi diarias contra entidades en países como Bielorrusia, Cuba, Nicaragua, Siria y Venezuela.
“Las sanciones han sido claramente la herramienta elegida por el gobierno Trump para responder a los regímenes corruptos y a conductas ilícitas”, dijo Richard Goldberg de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un grupo de línea dura.
“Los gobiernos anteriores usaban las sanciones, pero sobre una base más estrecha y selectiva, designando a entidades e individuos específicos en lugar de intentar crear cambios macroeconómicos y desestabilizar a los gobiernos para forzar un cambio de comportamiento a gran escala”, explicó.
Ningún país se ha visto más afectado por las sanciones de Estados Unidos que Irán. En 2018, Trump salió de un acuerdo de desnuclearización negociado por el expresidente demócrata Barack Obama, bloqueando todas las exportaciones de petróleo de ese país.
Aunque niega que el objetivo fuera un cambio de régimen, el secretario de Estado, Mike Pompeo, fijó 12 condiciones para eliminar las sanciones, que equivalen a una transformación total de la estrategia de seguridad de Irán.
Más de dos años después, el gobierno Trump reclama el crédito por la devastación de la economía de Irán, diciendo que sus aliados regionales -como el movimiento chiita Hezbolá- han sido privados de financiamiento.
“En Irán, el régimen tiene considerablemente menos recursos para gastar en actividades maliciosas, lo que en sí mismo es una victoria de seguridad nacional para Estados Unidos, y parece que el régimen se verá obligado a negociar en 2021 con quien gane las elecciones presidenciales”, dijo Goldberg.
– Sin “cambio real” –
Pero los grupos militantes apoyados por por el régimen iraní han estado intensificando sus actividades, Irán ha tomado medidas para alejarse de las restricciones impuestas por el acuerdo nuclear y ninguno de los 12 objetivos declarados por Pompeo se ha logrado.
“Dirían ‘hemos debilitado a Irán’, lo cual es cierto, pero no ha habido un cambio real en el comportamiento iraní”, dijo Thomas Wright, un experto en política exterior del centro de investigación Brookings Institution.
“No hemos visto a Irán aceptar una negociación, y mucho menos negociar una alternativa” al acuerdo sobre su programa nuclear, dijo.
Brian O’Toole, quien ayudó a implementar las sanciones bajo el gobierno de Obama, dijo que las últimas medidas sobre Irán eran más políticas, incluyendo el dificultar que un futuro gobierno volviera a meterse en el acuerdo nuclear.
“Es probable que las repercusiones reales de estas sanciones sean marginales, y desde luego no al nivel del colapso del régimen como han pregonado algunos de sus defensores”, aseguró O’Toole, ahora parte de la organización Atlantic Council.
“Y no servirá de mucho para reducir el mal comportamiento de Irán”, resumió.
– Maduro se queda, pero Kim negocia –
El objetivo del gobierno Trump ha sido explícito en Venezuela: la destitución del líder izquierdista Nicolás Maduro, cuya reelección en 2018 fue ampliamente considerada como fraudulenta.
Pero después de más de un año y medio de esfuerzos de Estados Unidos, incluyendo sanciones al petróleo de Venezuela, Maduro sigue a cargo, con el apoyo de Rusia, China, Irán y Cuba.
Los resultados son más complejos en Corea del Norte, que fue golpeada por importantes sanciones respaldadas por la ONU después de una serie de pruebas nucleares y de misiles.
Los expertos ven la presión económica como una de las razones por las que el líder norcoreano Kim Jong Un cedió a la diplomacia con Trump, con quien se reunió en una cumbre histórica en 2018 y dos veces más el año pasado.
La negativa de Trump -bajo la presión de sus aliados- de flexibilizar las sanciones a Corea del Norte sin un acuerdo final hundió la cumbre de 2019 con Kim en Hanoi.
Trump se ha atribuido el mérito de aliviar las tensiones bélicas con Corea del Norte, pero el Estado autoritario ha seguido con su desarrollo nuclear.
Goldberg ve una historia de éxito en las sanciones a Turquía, que liberó a un pastor estadounidense detenido después de que la breve imposición de aranceles de Trump sacudiera la economía del aliado de la OTAN.
Pero el entusiasmo de Trump por las sanciones ha puesto a prueba las relaciones con aliados como los países europeos que luchan por preservar el acuerdo nuclear iraní.
Los aliados europeos y de otro tipo han expresado su molestia por las sanciones, pero las han acatado, ya que Estados Unidos ha establecido sanciones secundarias, amenazando con castigar a cualquier nación que haga negocios con Irán.
“Estados Unidos ha estado muy interesado en las sanciones durante mucho tiempo, pero creo que ahora hay un cierto reconocimiento de que esto tiene que ser parte de una estrategia más amplia y no una estrategia en sí misma, lo cual es menos eficaz”, dijo Wright.
“No creo que Trump lo vea de esa manera, pero creo que hay un creciente reconocimiento de eso”, concluyó.