“2.500 visitantes por día para un monumento capaz de acoger hasta 25.000”.
La frecuentación de la Torre Eiffel de París, golpeada por la crisis sanitaria “bajó un 80%, en relación con el 2019 (…) y el volumen de negocios en 70%”, declaró el viernes a la AFP Isabelle Esnous, directora de comunicación de la empresa que administra el monumento.
El balance de la pérdida de frecuentación de la Torre Eiffel por la epidemia de Covid-19 es muy importante: “2.500 visitantes por día para un monumento capaz de acoger hasta 25.000”, precisó el viernes Jean-François Martins, presidente de la Sociedad de explotación de la Torre Eiffel (SETE), en la cadena RTL.
“Desde el regreso de las vacaciones, estamos entre 10 y 20% de nuestra frecuentación habitual”, agregó. Incluso si el comienzo de las vacaciones de otoño, también conocidas como de Todos los Santos, produjo un pequeño aumento, “se mantiene muy por debajo de los promedios anteriores”, dijo.
Lo cierto es que las medidas restrictivas que acompañan a la crisis sanitaria en Francia han causado esta caída: el distanciamiento físico obliga a los ascensores de la Torre a estar a mitad llenos y el toque de queda recientemente introducido evita el cierre habitual de medianoche los fines de semana.
Sin embargo, es especialmente la ausencia de turistas lo que ha socavado las cifras porque el monumento normalmente alberga “del 80 al 85% de los extranjeros”, indicó Isabelle Esnous. Pero la clientela actual es “local”, “parisinos, de la región parisina (alrededores de París, nota del editor) y franceses”, señaló Martins, exencargado de turismo en la alcaldía de París.
La empresa operadora del monumento cambió entonces su estrategia.
“Nos estamos enfocando en una población local (…) que busca más salidas familiares”, explicó su directora de comunicación. En el primer piso de la Torre se diseñó un recorrido para que los niños aprendan la historia del monumento, y pronto verá la luz “un gran juego de búsqueda de pistas”, dijo.
Es “el mejor momento para redescubrir la Torre”, aseguró el presidente de SETE. Con la caída de la asistencia, ya no es necesario hacer fila para acceder y “la visita es más cómoda”, confirma Isabelle Esnous.
La SETE también aprovecha el período para realizar trabajos de pintura y mantenimiento en los ascensores “para mejorar la calidad de la visita, para cuando lleguen más visitantes”, explicó Jean-François Martins antes de agregar: “Estamos deseando que llegue 2024, los Juegos Olímpicos y el lugar central que ocupará la Torre para el evento”.