Los periodistas hemos sido llamados a ser los trabajadores clave en la difusión de lo que suceda en el entorno y más allá. Arremeter contra uno de ellos durante el ejercicio de su profesión, especialmente cuando se trata del escenario de un país democrático como Panamá, no tiene justificación. Sucedió aquí el jueves 29 de octubre, cuando el reportero Juan Cajar, de La Estrella de Panamá, cubría una manifestación de estudiantes universitarios, frente a las instalaciones de la Asamblea Nacional.
En Segundos, como medio de comunicación que cree y defiende la libertad de expresión y de prensa y los derechos humanos, no puede callar ante esta ignominia de la que fue víctima Cajar, por parte de unas unidades de la Policía Nacional. Lo golpearon y no escucharon sus explicaciones, en cuanto a quién es y cuál era su tarea como informador del decano de los periódicos de Panamá y el tercero con más antigüedad de América Latina.
Lo que no entendieron estos miembros de la Policía Nacional, es que ese hombre a quien vieron como el enemigo, no se arredraría ante sus métodos violentos, sobre todo, porque fueron varios los gendarmes que pretendieron someterlo. Es incomprensible tanta fuerza junta contra una sola persona. Con hidalguía, Cajar se defendió y se mantuvo firme en sus conocimientos de los derechos que le confieren las leyes panameñas.
Las lecciones que les dio José Cajar, tanto en las cercanías de la Asamblea Nacional, como en el momento en que lo subían al auto policial, después ante el juez de paz y, posteriormente, al momento de dejarlo en libertad, no fueron comprendidas por quienes lo apresaron y tampoco por las altas autoridades de la Policía Nacional, incluyendo a su director general, Jorge Miranda Molina.
Al parecer, algunos de los miembros de esta institución, que recibieron información de parte del mandatario Laurentino Cortizo Cohen, de dejar en libertad a Cajar, desconocieron de esta manera al jefe máximo de la Fuerza Pública, dispuesto por la Constitución Política de la República de Panamá, la cual también establece que “los agentes de autoridad estarán subordinados al poder civil”. Además, los miembros de la Fuerza Pública carecen de mando y jurisdicción, son funcionarios de instrucción de las autoridades competentes. Ellos están para obedecer órdenes y no para darlas
La Declaración de Chapultepec, (rubricada recientemente por el presidente Laurentino Cortizo C.), determina, en su primer principio, que: “No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de esta no es una concesión de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo”.
Que lo tengan claro y lo memoricen los que laboran en la Poiciía Nacional, incluyendo al director general, Jorge Miranda Molina, quien pidió disculpas por los hechos, no obstante, mantiene la denuncia contra el periodista Cajar en las instancias de justicia.
Al director Miranda le decimos que a veces la vida nos enfrenta a situaciones especiales, en las que renunciar a la posición o tarea que desarrollamos, es la mejor decisión.
Esas son las cosas que no comprendo de mi Panama. Por supuesto que hay un repudio por lo sucedido, pero porque el Jefe de la Policia debe pagar por algo que sus subirdinados hizo. Si bien es cierto que la orden la dio el Director de la Policia, pero no fue quien arrremetio directamente contra este periodista. Mi Panama si llueve o hace sol es culpa del Presidente. Es hora de que quien comete las faltas sea quien pague y punto. Como en la Empresa Privada quien no hace bien su trabajo y comete faltas para afuera!