Dirigentes de todo el mundo saludaron este domingo la victoria de Joe Biden, que se comprometió a ser un presidente que una a Estados Unidos tras cuatro años marcados por la confrontación, al celebrar “una victoria convincente” sobre el mandatario Donald Trump.
“Prometo ser un presidente que no busca dividir sino unir”, dijo durante un acto al aire libre en su feudo en Wilmington, Delaware.
Cuatro días después de las elecciones del martes 3 de noviembre, y tras un conteo que mantuvo al país y al mundo en vilo, el exvicepresidente de Barack Obama superó el sábado el umbral de los 270 votos electorales necesarios para definir la contienda, anunciaron los grandes medios estadounidenses.
El veterano político demócrata, que a los 77 años venció al mandatario republicano de 74 años al cabo de una campaña marcada por la polarización, sostuvo que “este es el momento de sanar” el país y pidió a los estadounidenses dejar de tratar a sus oponentes “como enemigos”.
Aunque el presidente republicano no ha admitido la derrota, muchos líderes internacionales saludaron el triunfo de Biden, reforzando la idea de que los resultados son irreversibles pese a los recursos legales presentados por el equipo de Trump.
La canciller alemana, Angela Merkel, cuyas relaciones con el republicano han sido frías, apostó por una “amistad transatlántica irremplazable”.
La Unión Europea, denostada por el actual inquilino de la Casa Blanca, expresó su deseo de una “sólida asociación” con Estados Unidos. “Covid-19, el multilateralismo, el clima y el comercio internacional son desafíos que deben enfrentarse juntos”, tuiteó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
“No la última”
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien le había deseado la victoria a Trump por su política muy favorable hacia el estado judío, felicitó a Biden, un “gran amigo de Israel”, con la esperanza de “profundizar todavía más la alianza especial” entre los dos países.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, llamó a fortalecer los lazos entre Kabul y Washington en la lucha contra el terrorismo y el proceso de paz, semanas después de que Trump firmara un acuerdo con los talibanes que ratifica la salida de las tropas estadounidenses, considerada por algunos precipitada.
Irán, enemigo declarado de la administración Trump, pidió a Biden que aproveche la “ocasión para (…) retornar a la vía de la adhesión a los compromisos internacionales”. Trump se retiró del acuerdo nuclear internacional con Irán alcanzado en Viena en 2015 e impuso sanciones fuertes económicas contra ese país.
En América Latina, el presidente Nicolás Maduro, que ha denunciado insistentemente a Trump por el “salvaje bloqueo” a la economía por las sanciones contra su gobierno, felicitó a Biden y Harris y dijo que “Venezuela (…) siempre estará dispuesta al diálogo y al entendimiento” con Estados Unidos.
Lo mismo hizo el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países encabezados por Estados Unidos, y lo instó a trabajar “juntos” por “el restablecimiento de la democracia” en el país caribeño.
Por su parte, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, saludó el “nuevo rumbo” de Estados Unidos y expresó su voluntad de una relación “constructiva y respetuosa”.
Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Brasil, Jair Bolsonaro, ambos cercanos a Trump, no se pronunciaron sobre la victoria de Biden. El mexicano dijo que esperará a que se resuelvan los “asuntos legales”, en tanto el brasileño guardó silencio.
“Todo el mundo está feliz”
En lo inmediato, el primer desafío de Biden es atender la pandemia del coronavirus, que deja más de 237.000 muertos. Su primer anuncio fue que el lunes conformará una célula de crisis sobre el covid-19.
Su compañera de fórmula, Kamala Harris, hizo historia al obtener el cargo como la primera mujer vicepresidenta en los 244 años de historia de la nación.
“No seré la última”, aseguró entre vítores y bocinazos la abogada de 56 años, hija de inmigrantes de Jamaica e India.
El anuncio de la victoria de Biden desató escenas de júbilo en todo Estados Unidos.
En Washington, miles acudieron en masa a la Casa Blanca y a la “Black Lives Matter Plaza”, un tramo de la calle que lleva a la residencia presidencial bautizada así meses atrás para denunciar la violencia policial contra los afroestadounidenses.
“Todo el mundo está feliz”, dijo Yannh Djedjro, un informático de 32 años.
En Nueva York, cuna de Trump pero bastión demócrata, hubo lágrimas de alegría y bocinazos.
“Trump es un fascista, un racista, un homófobo, un islamófobo”, dijo Hiram González, hijo de inmigrantes mexicanos, al celebrar su derrota.
Trump aislado
El expresidente Barack Obama elogió la victoria “histórica” de su “amigo”.
Joseph Robinette Biden Jr. se convertirá en el 46° presidente de Estados Unidos el 20 de enero al mediodía, según lo previsto por la Constitución. Para entonces, los estados habrán certificado sus resultados y los 538 votantes del colegio electoral se habrán reunido, en diciembre, para nombrar formalmente al presidente.
A los 78 años, que cumplirá el 20 de noviembre, será la persona de mayor edad en asumir el cargo.
Este centrista llega a la Casa Blanca tras intentarlo en 1988 y 2008, coronando medio siglo de carrera política, incluidos ocho años como mano derecha del primer presidente negro estadounidense.
En marcado contraste con la energía desplegada en la campaña por Trump, quien lo apodó burlonamente “Joe el dormido”, por momentos ha dado la imagen de un hombre frágil.
Sus discursos rara vez duran más de 20 minutos, como el del sábado por la noche.
En un Estados Unidos profundamente dividido y enfrentado a un Senado que podría quedar en manos de los republicanos, tendrá que encontrar el ritmo y tono adecuados.
A pesar de la pandemia, la participación en las elecciones alcanzó un máximo histórico en la era moderna: alrededor del 66% del padrón electoral votó, según el Proyecto de Elecciones de Estados Unidos. Biden obtuvo más de 74,5 millones de votos, frente a los 70 millones de Trump.
El mandatario republicano acusó a Biden de apresurarse a “posar falsamente” como ganador.
Desde el martes había adoptado una postura muy beligerante, prometiendo una batalla judicial sin tregua.
Aunque pudo demostrar que atesora una base de votantes muy sólida, su gestión de la pandemia, que ha minimizado constantemente, ha recibió fuertes críticas, incluso en su propio campo.
En los últimos días, no ha cesado de denunciar un supuesto “fraude” sin aportar pruebas. Pero aparece aislado dentro de su propio partido en su cruzada contra un “robo” de papeletas del que habría sido víctima.