En noviembre, se depositó la primera piedra del nuevo lugar y, una vez que para marzo esté lista la base, desmontarán la iglesia tabla por tabla.
Si la fe mueve montañas, el amor por el patrimonio puede mover iglesias. En la campiña alemana, amantes del patrimonio se movilizan para salvar un pintoresco edificio religioso abandonado en medio de un bosque y trasladarlo al centro del pueblo.
Hans Powalla, de 74 años, reconoce que no es creyente, pero este habitante de Stiege, comuna de unos mil habitantes, quiere preservar una “arquitectura única” y el “sentido que da a la región”, situada en la cordillera del Harz, en el centro de Alemania.
Una de sus joyas es una iglesia de madera adornada con figuras de dragones en sus tejados, construida al puro estilo nórdico en 1905 y clasificada como monumento de importancia nacional. Solo existen tres iglesias de este tipo en el país.
La del bosque de Stiege, en el Land (estado federal) de Sajonia-Anhalt, era un santuario privado, que recibía a los pacientes de un sanatorio vecino donde especializado en enfermedades pulmonares.
Pero el sanatorio cerró y el lugar solo recibía la visita de vándalos. Al punto de que en 2013 hubo un incendio en la antigua clínica que estuvo a punto de convertir el edificio en cenizas.
“Desde el pueblo, veíamos las columnas de humo negro y pensamos que era el final de iglesia”, recuerda Regina Nowolski, de 69 años.
De ahí nació la idea de salvar la frágil construcción de madera “ya que si no la iglesia acabaría hundiéndose”, cuenta Regina Bierwisch, portavoz de la asociación creada en esta época.
Y la “única solución para salvar la iglesia era trasladarla” de sitio, dice divertida.
– “¡Están locos!” –
El grupo de voluntariosos no ignoraba la envergadura de la tarea: lograr la autorización para desplazar la estructura, encontrar un nuevo emplazamiento e imaginar cómo trasladarla hasta allí.
Por un momento, la asociación incluso contempló la posibilidad de que un helicóptero del ejército alemán trasladara el edificio entero.
Sin desanimarse, sus miembros hablaron con el alcalde, escribieron a las autoridades federales encargadas del patrimonio e hicieron un llamado para recabar fondos, al menos un millón de euros.
“Al principio, la idea me pareció curiosa, pero rápidamente me di cuenta de que no cejarían en el empeño y que estaban dispuestos a llegar al final”, declaró a la AFP Ronald Fiebelkorn, alcalde de Oberharz am Brocken, una comuna vecina de Stiege de la que depende administrativamente.
“¡Están locos!”. Los defensores del patrimonio han oído de todo, hasta que han conseguido el apoyo de las autoridades regionales y nacionales.
El proyecto entra ahora en la última fase.
Han logrado un terreno en la ciudad de Stiege, que lo han adquirido por un euro simbólico. La asociación también ha comprado, por un euro, la iglesia privada a los actuales propietarios, una sociedad inmobiliaria berlinesa.
En noviembre, se depositó la primera piedra del nuevo lugar y, una vez que para marzo esté lista la base, desmontarán la iglesia tabla por tabla.
“Como una casa de lego”, dice Bierwisch. Para septiembre próximo estará montado el edificio en su nuevo emplazamiento, menos bucólico.
La asociación quiere convertirlo en un centro cultural y turístico y no religioso.
La mayor iglesia de madera de Alemania se encuentra a unos 60 km de Stiege, también en la región de la cordillera del Harz, dotada con un parque nacional.
“Esto se puede convertir en una ruta turística, con las iglesias como platos fuertes”, dice Bierwisch antes de agregar: “la conservación de lo que la gente construyó hace cien años debe mostrarse y respetarse en esta bella región turística”, concluye.