Es imprescindible estar conectados, más aún, en tiempos de pandemia. La falta de teléfono e Internet impacta nuestra vida diaria y oportunidades.
as comunicaciones en el diario vivir, cada vez cobran mayor importancia y la tecnología para la conectividad, bien utilizada, ayuda mucho. En tiempos de pandemia, estas son esenciales para acortar distancias con los seres queridos, avisar de urgencias, estudiar, investigar, laborar, informar sobre lo que está ocurriendo, resolver problemas y un sinfín de cosas.
Aumentan las personas que dependen del Internet en sus celulares y computadoras para teletrabajos, teleeducación, telesalud y todos los “teles” a los cuales se ha adaptado la vida cotidiana. Así que, sin exagerar, la dependencia al Internet se ha convertido en vital.
Les comparto el sentir de inquilinos de los edificios de Patio Rochet, ubicado en el corregimiento de Santa Ana. Muy triste y preocupado, uno de ellos nos contó que no puede comunicarse con su familiar (está hospitalizado por coronavirus), debido a que, desde el 23 de diciembre, el edificio carece de servicio telefónico e Internet, y la difícil condición económica le impide adquirir frecuentemente servicio prepago. Otro vecino agregó que, desde esa fecha, no había cumplido con su trabajo virtual, por lo que, no tendría ingresos; y tampoco podía comunicarse con su madre.
En este sentido, el camino hacia oportunidades, sin teléfono ni Internet, además de verse gris, se vuelve casi nulo. Empero, casi, porque mientras haya vida e interés por solucionar esos problemas, hay esperanza.
La situación será complicada si no cruzamos la brecha digital, pues todo se realiza en línea. “Quien carece de Internet, no tendrá futuro”, sustenta una máxima.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), hace referencia al papel clave de la tecnología en la pandemia y sus limitaciones. Tal como expresa el documento, “las tecnologías son esenciales para el funcionamiento de la economía y la sociedad durante la crisis”.
“En estas circunstancias es especialmente valioso que los servicios de llamadas e Internet estén disponibles. Estar incomunicados ante una situación de emergencia podría tornarse en algo fatal, aunado a que incrementan los efectos psicológicos de la distancia social”, añadió el informe.
Panamá es el segundo país de Centroamérica con mayor penetración de Internet, luego de Costa Rica. Sus usos más comunes son correos electrónicos (85%) y redes sociales (83%), según un estudio de la empresa Tendencias Digitales.