Se tomaron medidas en los frascos conservados en estas condiciones y en otros guardados en frío y los resultados no indicaron ninguna diferencia.
Por primera vez un estudio científico demostró que se pueden utilizar frascos de insulina durante cuatro semanas incluso a altas temperaturas, sin conservarlas en el frigorífico, lo que podría suponer un rayo de esperanza para numerosos diabéticos de países empobrecidos.
El estudio, realizado por la oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF) en colaboración con la Universidad de Ginebra y publicados este miércoles en la revista PLOS ONE, demuestra que un frasco de insulina, una vez abierto, puede conservarse en temperaturas de hasta 37 ºC durante cuatro semanas, sin perder su eficacia.
Para conservarla, la insulina debe almacenarse a baja temperatura. Con el calor, aumenta el riesgo de que la proteína de insulina forme una especie de copos que ya no pueden inyectarse.
“El protocolo farmacéutico actual exige que los frascos de insulina se conserven permanentemente entre 2º C y 8º C hasta su apertura, siguiendo escrupulosamente la cadena de frío, tras lo cual la insulina humana puede conservarse a hasta 25 ºC durante cuatro semanas”, explicó Philippa Boulle, de MSF.
“Evidentemente, esto plantea varios problemas, sobre todo en los campos de refugiados, donde las temperaturas son cada vez más altas y donde las familias no tienen refrigerador”, lamentó esta asesora en enfermedades no contagiosas.
Durante el estudio, los expertos reprodujeron en un laboratorio la temperatura ambiente de una vivienda en un campo de refugiados de Dagahaley, al norte de Kenia, que va de los 25 ºC por la noche a los 37 ºC durante el día.
Se tomaron medidas en los frascos conservados en estas condiciones y en otros guardados en frío y los resultados no indicaron ninguna diferencia.
“Estos resultados pueden servir […] para cambiar las perspectivas de gestión de la diabetes en contextos de pocos recursos, permitiendo que los pacientes no tengan que ir cada día al hospital”, subrayó Boulle.
La diabetes tipo 1, caracteriza por una tasa de azúcar en sangre demasiado alta, puede tener consecuencias muy graves (coma, ceguera, amputación de las extremidades y muerte). Esta enfermedad obliga a las personas diabéticas a inyectarse dosis de insulina cada día.