Singapur se comprometió a reducir al 50% su nivel de emisiones de 2030 a 2050 y lograr finalmente la neutralidad de carbono. Muchos dudan que logre ese objetivo, al menos en los plazos previstos.
Frente a las costas de Singapur, se despliegan miles de paneles solares, parte del plan para desarrollar granjas fotovoltaicas en el estrecho de Johor y reducir las emisiones de gases con efecto invernadero.
El importante centro financiero es uno de los mayores emisores de CO2 per cápita de Asia.
Las autoridades se esfuerzan para reducir la huella de carbono de la ciudad, pero se trata de un desafío complejo en un país donde no hay ríos que produzcan energía hidroeléctrica, ni viento suficientemente fuerte como para instalar molinos eólicos.
En este contexto apostaron por la energía solar, pero con un área limitada, equivalente a la mitad de la ciudad estadounidense de Los Ángeles, los paneles solares flotan en alta mar o están colocados sobre depósitos de agua.
“Tras utilizar todos los techos y terrenos disponibles, son las superficies de agua las que tienen un enorme potencial”, señaló Jen Tan, vicepresidente senior y responsable de energía solar para la región del sureste asiático de Sembcorp Industries, grupo encargado del proyecto.
La ciudad-estado amenazada por el aumento del nivel del agua a causa del cambio climático, es consciente de la enorme urgencia de reducir las emisiones de CO2, pero los especialistas encuentran sus esfuerzos tímidos.
El gobierno singapurense reveló el mes pasado un “Plan Verde”, en el que prevé plantar árboles, reducir los residuos enviados a los vertederos y aumentar los bornes de carga para los autos eléctricos.
Además, prevé cuadriplicar su producción de energía solar, hasta el 2% del consumo del país en 2025, y 3% en 2030, lo que equivale a las necesidades de 350.000 hogares por año.
– “Nueva frontera” –
Una nueva granja fotovoltaica se expande desde la costa hacia el estrecho de Johor que separa la isla de la península de Malasia.
Los 13.000 paneles aferrados al fondo marítimo pueden producir cinco megavatios (MW) de electricidad, lo suficiente como para abastecer a unos 1.400 apartamentos.
“El mar es la nueva frontera para las instalaciones solares”, subrayó Shawn Tan, vicepresidente para ingeniería del Sunseap Group de Singapur, que finalizó el proyecto en enero.
“Esperamos que esto anime a crear más proyectos flotantes en el mar, tanto en Singapur como en los países vecinos”, añadió.
Un proyecto de mayor amplitud se está desarrollando en el depósito de agua de Tengeh. Con 122.000 paneles solares importados de China, tendrá una capacidad máxima de 60 megavatios (MW), y será uno de los mayores parques solares del sureste asiático.
Debería producir suficiente electricidad como para cubrir las necesidades de las instalaciones de tratamiento de aguas de Singapur. Y permitir evitar emisiones de CO2 que equivaldrían a las de unos 7.000 autos rodando en las carreteras.
– Objetivos “insuficientes” –
Singapur, importante centre marítimo y comercial, podría enfrentarse a la falta de espacio marítimo, según expertos.
“¿Se debe utilizar el océano para la navegación o para desplegar proyectos de energía solar?, pregunta Subhod Mhaisalkar, especialista en energía de la universidad de Nanyang.
Y, pese a esta voluntad “verde”, Singapur se las verá muy difícil para abandonar su dependencia del gas natural, del que depende el 95% de su electricidad, y reducir sus emisiones sin afectar al sector de la refinería y la petroquímica.
En cualquier caso, está claro que las granjas solares no serán suficientes para reducir considerablemente las emisiones singapureñas.
Singapur se comprometió a reducir al 50% su nivel de emisiones de 2030 a 2050 y lograr finalmente la neutralidad de carbono. Muchos dudan que logre ese objetivo, al menos en los plazos previstos.