Cada granja o proyecto ha sido capaz de generar ventas por 625 dólares que si lo multiplicamos por el total de emprendimiento, refleja un comercio de 58 mil 125 balboas a favor de estas familias.
En plena búsqueda de soluciones y alternativas 800 familias de los corregimientos más pobres del país, han encontrado en las granjas avícolas un negocio rentable y sostenible, que les ha permitido combatir la pobreza y el hambre en sus propios entornos.
A través del programa de Redes Territoriales adscrito al Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) se ha instalado 93 granjas avícolas, que están generando una economía doméstica interesante en los entornos rurales.
El Banco Mundial de Desarrollo ha invertido 196 mil 719 balboas en capacitar y dotar de herramientas a familias de las provincias de Los Santos, Herrera, Veraguas, Coclé y Chiriquí para que ellos desarrollen sus propios emprendimientos.
Esta ambiciosa iniciativa está beneficiando 3,871 a mujeres rurales de 90 comunidades en 34 corregimientos catalogados como vulnerables. La mayoría de los participantes pertenecen a los programas de transferencias monetarias condicionadas, principalmente de la Red de Oportunidades.
A cada granja (que se compone de hasta 10 familias) se le ha entregado 100 pollos de engorde, alimentos, vitaminas, herramientas y asesoría de técnicos calificados. Los resultados han sido satisfactorios. Al término de siete semanas los pollos alcanzan el peso promedio de cinco libras.
Cada granja o proyecto ha sido capaz de generar ventas por 625 dólares que si lo multiplicamos por el total de emprendimiento, refleja un comercio de 58 mil 125 balboas a favor de estas familias.
Onelia Peralta, directora de Redes Territoriales, explicó que este año se invertirá 483 mil 129 balboas lo que permitirá que 1, 500 familias de las provincias de Bocas del Toro, Colón, Darién y Panamá Oeste ingresen a este proyecto.
Peralta elogió el proyecto, por las diversas facilidades que presenta. Lo primero es que están en su entorno, esto les permite a las mujeres atender su hogar y desarrollar la actividad sin interrupciones, y lo más importante, es que las impulsa a ser emprendedoras, capaces de mejorar su calidad de vida.
También destacó que estos emprendimientos promueven la seguridad alimentaria en comunidades donde el empleo es limitado.
Hablan los beneficiarios
Leydi Rodríguez, dirigente de la granja avícola de Cerro Viejo, ubicada en Chiriquí explicó que los pollos le han cambiado su vida, tanto así que decidió renunciar al programa de Red de Oportunidades, para dedicarse de lleno a la actividad.
“Los pollos, que se venden en esta granja gozan de gran aceptación. Los comercios de la comunidad ya están interesados en el producto. Esto nos ha llevado a ampliar el negocio y comprar una nevera, para conservar en buen estado la carne y poder distribuirlos a más comercios”, aseguró la mujer.
María Panilla del corregimiento de Potrero de Caña en el distrito de Tolé, también ha experimentado las bondades de este negocio. Para garantizar resultados óptimos, esta mujer y su grupo llevan una rigurosa bitácora donde apuntan todo, desde la llegada de los pollos al corral hasta su venta.
Esa trazabilidad – de acuerdo con María- garantiza que el animal logre un peso adecuado y la calidad que los comerciantes buscan.
“También estamos aplicando técnicas de engorde y tecnología para lograr que los pollos alcancen el peso ideal, que nos permite obtener buenos precios en las ventas”, enfatizó María.
De acuerdo con Peralta el objetivo de las granjas avícolas apuntan a que los beneficiarios puedan migrar de los programas de transferencias monetarias condicionadas, a emprendimientos rentables.
Lo más interesante de este programa es que se están realizando en las comunidades más vulnerables del país
Como ejemplo están los corregimientos de Cerro Viejo y Potrero de Caña en el distrito de Tolé, donde ambos presentan una incidencia de personas en situación de pobreza del 80.9% y 88.7% respectivamente de acuerdo con el índice de Pobreza Multidimensional (IPM-C) a nivel de distritos y corregimientos elaborado por el Gabinete Social del MIDES.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y el Desarrollo (FAO) las granjas avícolas son una fuente vital de ingresos para los hogares rurales pobres. La avicultura es en realidad una forma de ahorro seguro, y contribuye a la diversificación de los beneficios. También destaca que el pollo es un ave bajo en grasa y en calorías, con altos niveles de proteínas, lo que lo convierte en un alimento ideal para una buena nutrición.