Panamá pidió este viernes a Colombia un acuerdo para atender de manera controlada la creciente llegada de migrantes irregulares a través de la inhóspita selva del Darién, una situación que podría salirse de control en medio de la pandemia.
La petición fue realizada por la canciller panameña, Erika Mouynes, a su homóloga colombiana, Claudia Blum, durante una reunión virtual en la que participaron altos funcionarios de ambos países.
“Panamá propuso de manera oficial un acuerdo de flujo controlado de migrantes que permita al país asegurar la atención que requieren estos transeúntes, que en su gran mayoría pretenden llegar hasta los Estados Unidos”, indicó la cancillería panameña en un comunicado.
Mouynes abogó por un flujo “ordenado y manejable” que pueda ser atendido en su ruta hacia la otra frontera, con Costa Rica.
La canciller advirtió a Colombia que “si no se actúa con celeridad y de forma coordinada” las cifras de migrantes que atraviesan de forma irregular la selva del Darién “pueden ser difíciles de manejar”.
El Tapón del Darién es un corredor selvático de 266 km entre Colombia y Panamá. Esta jungla virgen de 575.000 hectáreas y sin vías de comunicación terrestres se ha convertido en paso obligado para la inmigración irregular desde Sudamérica hacia Estados Unidos.
Panamá busca un acuerdo similar al que alcanzó con Costa Rica en 2016, mediante el cual San José permitía el acercamiento diario de unos 100 migrantes a su frontera.
Pero con la pandemia Costa Rica cerró el paso, lo que provocó que los extranjeros quedaran varados en Panamá, en medio de la desesperación y el hacinamiento en centros de acogida.
La situación ha provocado que el tema migratorio fuera abordado esta semana en una reunión telefónica entre la canciller panameña y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Más de 46.500 migrantes, entre ellos más de 6.200 niños, han hecho esta peligrosa travesía en los últimos cuatro años, donde enfrentan grupos criminales, animales salvajes y ríos caudalosos.
En su mayoría son haitianos y cubanos, pero también hay asiáticos y africanos.
Durante el primer trimestre de 2021, han ingresado por la selva 7,150 personas, de los cuales casi dos tercios lo han hecho en marzo.
Además Unicef alertó recientemente que el número de niños que hacen este recorrido ha pasado de 109 en 2017 a 1.653 en 2020.
Las previsiones apuntan a un aumento de la migración irregular producto de la crisis económica y el desempleo generado por el covid-19, además de la violencia o el cambio climático.