El Águila Harpía, en observación permanente por su majestuosidad

El Águila Harpía, en observación permanente por su majestuosidad
El Águila Harpía, ave nacional de Panamá. Foto, MiAmbiente.

Una de las etapas más sensitivas de esta ave son sus cuatro primeros meses de vida, cuando inicia el proceso de ejercitarse e intentar abrir sus alas y saltar. Existe el riesgo de una caída mortal

Es considerada una de las aves más grande del hemisferio occidental.  Es rapaz y majestuosa, con presencia en las selvas de Darién, Bocas del Toro y Colón.  Los panameños le debemos respeto y admiración, por tratarse de nuestra ave nacional.

Mediante la Ley 18 del 10 de abril del 2002 se estableció la celebración del Día del Águila Harpía, declarada igualmente, ave nacional de la República de Panamá.

La provincia de , en su conjunto, el Parque Nacional Chagres y el Bosque Protector de Palo Seco, en Bocas del Toro, son las regiones que más población de Águilas Harpías concentran en todo el país.

Por ser considerada un ave en peligro de extinción y por su majestuosidad, tamaño y belleza, está bajo observación permanente.  Es protegida por las leyes nacionales y con el más  alto grado de amparo que da  la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), detalló un comunicado de MiAmbiente.

La bióloga Karla Aparicio, de la Fundación Naturaleza y Ciencia 507, aseguró que de acuerdo con los últimos censos realizados,  basados en mapas de cobertura boscosa y núcleos demográficos, Darién, Chagres y Palo Seco,  en ese orden,  poseen la mayor cantidad de Águilas Harpías del país, cuya población se calcula en unas 227 parejas, un número bastante aceptable si se toma en cuenta que “somos un país pequeño en comparación con vecinos de Suramérica que poseen extensiones boscosas inmensas”.

Situación, que según explicó la bióloga, que ha dedicado más de 30 años al estudio de esta ave, no debe ser motivo para “bajar la guardia”,  porque los  peligros de esta especie empiezan desde sus primeros días.

Comentó que “la etapa más sensitiva son los cuatro primeros meses de vida, cuando inician el proceso de ejercitarse e intentar abrir sus alas y saltar. Allí existe el riesgo de una caída mortal, si se tiene en cuenta que los nidos, usualmente, son construidos a alturas no menores de 50 metros”.

Aguila Harpia
Otras organizaciones también forman parte de la protección de esta ave. Foto, MiAmbiente.

 

Aparicio señaló que el largo periodo que necesitan para alcanzar el vuelo es de, aproximadamente, dos años, lo que las convierte en presas de otros animales silvestres como monos y felinos con capacidad de trepar árboles.

Otro aspecto que hace a esta ave vulnerable, son los largos periodos de gestación,  pues tienen una cría cada tres años a diferencias de otras especies pequeñas que cada año tienen hasta tres.

Aseguró la experta en el tema de esta ave,  que el país ha hecho un buen trabajo con el Águila Harpía, aspecto que respalda Erick Núñez, jefe de la Sección de Biodiversidad de la Dirección de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio de Ambiente, quien aseveró que en los últimos cuatro años no se han reportado águilas con heridas,  una señal positiva si se toma en consideración que anteriormente era usual el reporte de estos casos.

En Panamá, la organización Peregrino,  institución nacida en Estados Unidos,  creó el Centro Mundial de Aves Rapaces, para la conservación de las mismas.  Trabaja en la conservación  del Águila Harpía en el territorio panameño.

En un proceso que ha sido gestionado por el biólogo José Vargas, hoy director de Proyectos de esta organización en el país y director de la Fundación Aves Rapaces y Bosques de Panamá.

Vargas está satisfecho con el trabajo de dos décadas, lo cual permite saber que Panamá posee la mayor población de Águilas Harpías de toda Centroamérica.

“La región del Pacífico de Darién, que comprende las áreas de los ríos Sambú y Balsa, posee la población más grande de Águilas Harpías de América Central,  localizada y confirmada a través de un monitoreo permanente desde el año 2000”, adicionó el biólogo panameño.

Aunque indicó que este es un  trabajo constante y falta mucho por conocer del patrón reproductivo de la especie.   Cada día se descubren pistas y hallazgos valiosos para su estudio y conservación.

Río Camarón, Cémaco,  Taimatí y los pueblos del río Sambú, son algunas de las comunidades dentro del Darién que han sido impactadas  con la creación de Organizaciones de Bases Comunitarias, como mecanismo para dotarlos de herramientas en el emprendimientos de sus propios negocios, apoyándose  en la educación de jóvenes y empoderando a las mujeres.

De acuerdo a Mi Ambiente, en la labor que Panamá lleva  para cuidar su Ave Nacional, cuenta con otros aliados como: el Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD, sin embargo, es la entidad la que  tiene la responsabilidad de  articularlos como brazo ejecutor de esos proyectos, a través de la gestión de fondos y como institución que provee la logística para los mismos.

Erick Núñez, en su condición de jefe de la Sección de Biodiversidad de MiAMBIENTE, explicó que “este rol va más allá de impulsar el marco legal y los planes nacionales de la conservación de esta especie, también se incluye la financiación de proyectos a ONG y socios colaboradores”.

A ello se le suma “trabajar en los programas de educación ambiental con las poblaciones  enseñándoles el valor del ave, pero, igualmente, tiene el papel  de fiscalizar  para dar seguimiento a los delitos en contra de la especie, investigando y sancionando administrativamente, o de ser el caso presentarlo a las instancias judiciales como delito penal”.

 

Aguila Harpia
Bocas del Toro y Darién, son las regiones con más población del Águila Harpía. Foto, MiAmbiente.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *