El expresidente de Estados Unidos George W. Bush ingresó en el acalorado debate sobre la inmigración al afirmar en las páginas del Washington Post que los “nuevos estadounidenses” desempeñan un “papel positivo”, abogando por una sistema de regularización progresiva de los inmigrantes indocumentados.
Exgobernador de Texas, un estado fronterizo con México fuertemente influenciado por la inmigración, el republicano publicó esta columna antes del lanzamiento el 20 de abril de su nuevo libro, que reúne retratos de inmigrantes (“Out of Many, One: Portraits of America’s Immigrants”).
Con humor, George W. Bush, de 74 años, escribe que sabe que sus pinturas “pueden no sacudir el mundo del arte”.
Pero al compartir las historias “notables” de los inmigrantes, el expresidente dice que espera “humanizar el debate sobre la inmigración y la reforma” del sistema.
Desde el capitán Florent Groberg, un soldado de origen francés condecorado con el más alto honor militar estadounidense por sus servicios en Afganistán, hasta dos grandes nombres de la política estadounidense, Madeleine Albright y Henry Kissinger, sus retratos reflejan la inmensa variedad de trayectorias profesionales de los inmigrantes.
“Los nuevos estadounidenses mantienen hoy el mismo papel positivo, con su energía, su idealismo y su amor por el país, que siempre tuvieron”, escribe.
El lanzamiento de su libro se produce en momentos en que el presidente demócrata Joe Biden, quien prometió una política migratoria más “humana” después de los años del republicano Donald Trump, está lidiando con el mayor aumento en 15 años de las llegadas de migrantes a la frontera sur.
En su tribuna, Bush lamenta que “las políticas migratorias provoquen tanta amargura y malicia”.
Aunque no presenta una propuesta detallada, el republicano menciona varios principios: un camino a la ciudadanía para quienes llegaron a Estados Unidos siendo niños, los llamados “Dreamers”, un fortalecimiento de la frontera con México, un “sistema modernizado” de acogida de los demandantes de asilo, y un aumento de la inmigración legal para permitir que “personas con talento traigan sus ideas y sus esperanzas”.
En cuanto a los millones de inmigrantes indocumentados que ya viven en Estados Unidos, Bush cree que una amnistía general sería “profundamente injusta” para quienes intentan llegar legalmente, pero agrega que “se debe abrir un proceso progresivo” para obtener el permiso de residencia y luego la ciudadanía.
Los inmigrantes indocumentados deberían así pagar una multa y sus impuestos atrasados, proporcionar pruebas de sus años de trabajo en Estados Unidos y un buen conocimiento de la lengua inglesa y de la historia estadounidense y carecer de antecedentes penales.