Un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) señaló que la pobreza y la pobreza extrema alcanzaron, en el 2020, en América Latina niveles no observados entre los últimos 12 y 20 años, respectivamente.
Lo que parecía ser algo más que un simple virus, ha reflejado una afectación considerable, no solamente para la salud de las personas, sino también para la economía a nivel general, la pobreza y la pobreza extrema.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), señaló que la pobreza y la pobreza extrema alcanzaron en el 2020 en América Latina niveles no observados entre los últimos 12 y 20 años, respectivamente.
Adicional a este flagelo, se reflejó el empeoramiento de los índices de desigualdad en la región y en las tasas de ocupación y participación laboral, sobre todo en las mujeres, pese a las medidas de protección social de emergencia que los países han adoptado para mitigar la situación.
En 2020, la pandemia dio lugar al cierre masivo de instituciones educativas como medida de prevención y detención del contagio: en total, 32 países cerraron sus instituciones educativas, lo que afectó a más de 165 millones de estudiantes de todos los niveles.
Aun cuando Panamá, según el “Análisis del cierre de las escuelas”, de la Unicef, detalla que el istmo experimenta el cierre más prolongado del mundo, con 211 días, hasta principios del mes de marzo del 2021.
En promedio, en América Latina y el Caribe, el cierre en los planteles educativos se ha dado por, al menos, 158 días, mayor que el nivel global, de unos 95 días.
Con relación al inicio del calendario escolar en Panamá, se promulgó el Decreto No.435 del 13 de abril de 2021 que reglamenta las clases semipresenciales en Panamá y establece otras medidas, a partir del 31 de mayo del presente año.
El informe titulado “Panorama Económico Social de América Latina 2020”, señaló que si bien la pandemia ha supuesto una oportunidad en términos de adaptación e innovación de los sistemas de enseñanza, a través de los medios digitales y la educación a distancia, el cierre prolongado de los centros educativos puede generar una crisis en el ámbito del aprendizaje y constituir una “catástrofe generacional”, que podría poner en riesgo décadas de progreso y profundizar las desigualdades existentes (Naciones Unidas, 2020).
“La falta de continuidad o la interrupción curricular y de los procesos educativos aumenta las brechas en el aprendizaje y las habilidades, la progresión a lo largo de la trayectoria formativa y la conclusión de los distintos niveles educativos, particularmente a partir de la enseñanza secundaria y, con mayor profundidad, en la enseñanza superior”, destacó el informe de la CEPAL.
Según las nuevas proyecciones de la CEPAL, como consecuencia de la fuerte recesión económica en la región, que registrará una caída del PIB de -7,7%, se estima que en 2020 la tasa de pobreza extrema se situó en 12,5% y la tasa de pobreza alcanzó el 33,7% de la población. Ello supone que el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. De ese total, 78 millones de personas se encuentran en situación de pobreza extrema, 8 millones más que en 2019.
El documento indicó que persisten las brechas entre grupos de población: la pobreza es mayor en áreas rurales, entre niñas, niños y adolescentes; indígenas y afrodescendientes; y en la población con menores niveles educativos.
Agregó que el aumento de los niveles de pobreza y pobreza extrema serían todavía mayores sin las medidas implementadas por los gobiernos para transferir ingresos de emergencia a los hogares. Los gobiernos de la región implementaron 263 medidas de protección social de emergencia en 2020.
Estas alcanzaron al 49,4% de la población, aproximadamente 84 millones de hogares o 326 millones de personas. Sin esas medidas, la incidencia de la pobreza extrema habría alcanzado el 15,8% y la pobreza el 37,2% de la población, apuntó el documento de la Cepal.