En todo el mundo están emergiendo numerosas iniciativas para lograr la conquista de la Luna, ya sea diseñando robots para construir una base en el satélite, instalando astronautas en túneles de lava o ayudándolos a cohabitar en condiciones extremas.
Este miércoles, varios científicos presentaron, durante la asamblea general de la Unión Europea de Geociencias, un abanico de experimentos en curso. Todos ellos intentan imitar en la Tierra las condiciones de vida que enfrentarán los humanos en otros planetas.
En esa reunión destacó el proyecto Artemis, de Estados Unidos, que busca enviar a astronautas a la Luna a partir de 2024, y a Marte más adelante.
Una de las iniciativas más ambiciosas es el proyecto PRO-ACT, que persigue desarrollar tres robots capaces de instalar en la Luna una unidad de producción de oxígeno a partir de regolito, la materia del suelo lunar. Ese oxígeno alimentará los módulos de vivienda y los motores de los vehículos espaciales.
Financiado por la Unión Europea (UE), el proyecto reúne a un consorcio de empresas y de entidades científicas europeas. La primera demostración del sistema debería realizarse a finales de 2021 en el Centro de Innovación en Robótica de Bremen (Alemania), donde se diseñó un entorno lunar.
Por otro lado, con CHILL-ICE, no se necesitan ni reproducciones exactas. El proyecto dirigido por EuroMoonMars eligió un túnel de lava finlandés, una cavidad volcánica natural también presente en la Luna.
A fines de mayo, tres astronautas equipados como si se encontraran en la Luna representarán una situación en la que tendrán ocho horas para instalar un módulo de vida en ese túnel, y pasar en él dos días. El proyecto está supervisado por el grupo de trabajo internacional sobre la exploración lunar (ILEGW), fundado por las principales agencias espaciales del mundo.
Un experimento similar a CHILL-ICE se está ultimando en Hawái, en otro túnel de lava. Está organizado por la International MoonBase Alliance, un organismo privado.
En Polonia, la compañía privada Analog Astronaut Training Center, radicada en el sur del país, ha realizado varias misiones en las que se simulaban las condiciones de aislamiento y de confinamiento con las que deben lidiar los astronautas, como los de la Estación Espacial Internacional.
Su directora, Agata Kolodziejczyk, una neurocientífica especializada en cronobiología, presentó las conclusiones de esas misiones de forma telemática. “La comunicación a distancia es crucial”, insistió, así como las “reuniones regulares que conduzcan a comportamientos positivos”, además de “procesos agradables a largo plazo, como plantar plantas”.