Los programas de desarrollo social y agrícolas deben contemplar productos que contengan mayores propiedades y beneficios para nuestro cuerpo.
Hambre cero es el objetivo de desarrollo sostenible número 2, de las Naciones Unidas, en el que se insta a todos los países a trabajar en conjunto para erradicar el hambre y prevenir la desnutrición para 2030. Según cifras de este organismo, el número de personas que padece de hambre comenzó a aumentar lentamente en 2015. Y así continúa señalando que las estimaciones actuales indican que cerca del 9% de la población mundial padece hambre.
Según el Programa Mundial de Alimentos, el aumento es debido, principalmente, a los conflictos causados por los seres humanos, el cambio climático y las recesiones económicas. Vemos en estas publicaciones cómo el cuidado del ambiente guarda una estrecha relación con el hambre. Es decir, que nuestra falta de conciencia ambiental hace que muchas personas padezcan hambre diariamente.
A estas consideraciones se le agregan los efectos negativos que nos está dejando la pandemia. Debemos tener un enfoque dirigido a proveer una seguridad alimentaria, a enseñar a las personas humildes a cultivar la tierra, brindándoles asesoría técnica y los materiales necesarios para que sean autosuficientes. En este sentido, es importante que los productos que se cosechen sean productos considerados superalimentos, para que podamos luchar contra el hambre más rápido.
Los programas de desarrollo social y agrícolas deben contemplar productos que contengan mayores propiedades y beneficios para nuestro cuerpo. En este sentido, para combatir el hambre se requiere de alimentos ricos en nutrientes que además fortalezcan el sistema inmunológico y más aún en tiempos de pandemia.
El cultivo de estos productos nos ayuda a atacar problemas de nutrición, salud, bienestar, medioambiente, pero debemos hacer que sea sostenible en el tiempo mediante programas de seguimiento. Los programas para acabar la desnutrición se deben enfocar los súper alimentos que se puedan cultivar en tierras panameñas