Benjamin Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha estado en el poder en Israel, adorado por unos y denostado por otros, es conocido por su superviviencia política, pero su fin puede estar cerca.
Su capacidad de mantenerse en el poder le ha valido el apodo del “mago” de la política. Siempre ha explotado la carta de la defensa de Israel frente a la amenaza de Irán, y más recientemente del covid-19.
Pero el miércoles, sus adversarios consiguieron cerrar un acuerdo de coalición, que si logra el apoyo del Parlamento, lo apartará del poder tras 12 años ininterrumpidos y un mandato anterior entre 1996 y 1999.
Con su inconfundible voz ronca, su cabello canoso siempre impecablemente peinado y a menudo vestido de traje azul, Netanyahu es el único primer ministro nacido después de la creación de Israel en 1948.
Nacido en Tel Aviv el 21 de octubre de 1949, ha heredado el fuerte bagaje ideológico de su padre, Benzion, que fue asistente personal de Zeev Jabotinsky, líder de la tendencia sionista llamada “revisionista”, favorable a un “Gran Israel” que abarque también a Jordania.
Opuesto al proceso de paz palestino-israelí de Oslo, que él mismo ayudó a enterrar, Netanyahu aboga por una visión de Israel como un “Estado judío”, cuyas fronteras se extienden hasta Jordania. En este sentido, apoya la anexión de zonas de la Cisjordania ocupada y sus medidas favorecieron un aumento de las colonias.
En los años 1970, tras la guerra de los Seis Días (1967), el joven Benjamin efectúa su servicio militar en un comando de élite.
Pero es sobre todo su hermano mayor, Yoni, quien destaca en el ejército. Su muerte en 1976, durante el asalto israelí para liberar a los rehenes de un vuelo Tel Aviv-París, conmueve profundamente a Netanyahu, que hará de la “lucha contra el terrorismo” uno de los principales temas de su carrera.
Netanyahu “construyó su personaje político alrededor de una imagen de fuerza y de la idea según la cual los judíos no pueden conformarse con una fe tibia y deben mostrarse tan duros como la región en la que viven”, escribe en sus memorias el expresidente estadounidense Barack Obama.
Aunque mantiene sus duras declaraciones contra los líderes palestinos, Netanyahu defendió la reciente normalización de las relaciones con países árabes –Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos– y sueña con extenderla a Arabia Saudita.
– Círculo íntimo –
Orador nato, Netanyahu es también un diplomático de carrera. Vivió en Estados Unidos, donde hizo sus estudios y fue embajador ante la ONU en los años 1980.
Cuando regresó a Israel fue elegido diputado en 1988 por el partido Likud, la gran formación de la derecha israelí, en la que pronto se convirtió en la nueva estrella.
Su ascensión fue imparable hasta 1996 cuando, a los 47 años, se convirtió en el primer ministro más joven de la historia de Israel. Pero su gobierno duró solo tres años.
Después de permanecer alejado algún tiempo regresó a su gran pasión, la política, volvió a dirigir el Likud y fue elegido de nuevo primer ministro en 2009.
Aunque elección tras elección una parte del electorado le otorga su confianza, él solo parece confiar en un estrecho círculo de colaboradores.
Actualmente, varios de sus rivales son exministros. “Y no creo que sea una coincidencia. No confía en nadie” y “su valor fundamental” es garantizarse su propia “supervivencia, por lo que utiliza a la gente y luego los aparta”, afirma Colin Shindler, profesor en la School of Oriental and Asian Studies de Londres.
Tras las elecciones, hay una cosa, sin embargo, que Netanyahu no podrá apartar: su juicio por corrupción.