Las restricciones, la falta de liquidez, el miedo al contagio y las dificultades para adaptar los negocios son las principales barreras que enfrentan los microempresarios panameños.
Un informe elaborado por la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) dio a conocer el impacto de la crisis generada por la Covid-19 en microempresarios de la región.
Stephanie Garcia Van Gool, directora de Medición de Impacto y Desarrollo Estratégico explicó durante la presentación que “a finales de 2020, el 84% de los negocios de los microempresarios de la FMBBVA estaban abiertos. Nueve de cada diez habían tomado alguna medida para hacer frente a la crisis]”.
Explicó que en los negocios principalmente cambiaron de actividad o la diversificaron; en sus finanzas utilizaron sus ahorros como principal medida.
Según el estudio de FMBBVA, que atiende a Panamá a través de Microserfin, las mujeres son las más perjudicadas por el impacto de la pandemia, con un 77% de sus negocios afectados por la crisis, lo que ha provocado un aumento de la brecha de género en la región.
Kira Gardellini, gerente de Mercadeo y Experiencia del cliente en Microserfin indicó que “en el caso de Panamá el impacto de la crisis ha sido severo. Sólo el 44% de los negocios de los clientes estaban abiertos en julio 2020 y el 50% en diciembre. Además, el 86% de los que los mantuvieron abiertos sufrió, una reducción en sus ventas entre el comienzo del confinamiento y noviembre 2020. Sin embargo, un 11% consiguió mantenerlas y el 3% aumentarlas”.
“La recuperación ha sido lenta, al cierre de 2020 se observaba cierta recuperación. El 37% aseguraba tener unas ventas iguales o mejores respecto al periodo previo a la pandemia (nov-19 vs. nov-20)”, agregó.
La encuesta revela que las actividades que se han visto más afectadas son las de pequeño comercio, que prevalecen entre las mujeres y en las áreas urbanas. De ellas sólo cuatro de cada diez mantenían su negocio en funcionamiento.
También que en todos los sectores las mujeres han sufrido pérdidas de ventas más elevadas que los hombres y se debe principalmente al hecho de que las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en aquellas actividades que han tenido mayor impacto negativo por la crisis como el comercio, la industria manufacturera y las actividades de hostelería y restaurantes. Esto ha expuesto a sus hogares a un elevado riesgo de caída en la pobreza.
Según las cifras de la encuesta a microempresarios panameños 6 de cada 10 tomaron alguna medida. Casi un cuarto ha recurrido a medidas financieras, especialmente alivios de sus créditos (concesión de períodos de gracia), o a los ahorros del hogar para hacer frente a los gastos mensuales. El 22% adaptó su negocio al nuevo contexto. Entre éstos, la medida predominante ha sido cambiar o dar un nuevo giro al negocio ), seguida por implementar entregas a domicilio y añadir canales digitales de venta y comunicación con los clientes y diversificar.
En 2020, la entidad de la FMBBVA en Panamá a través de Microserfin entregó 5,225 créditos con un préstamo medio de 1.593 USD. A cierre de 2020 Microserfin tenía una cartera de 23,6 millones. Después de que comenzara la pandemia, la demanda de crédito ha sido mayor en el sector agropecuario (49% de los desembolsos) y en las áreas rurales, mientras que en todos los sectores el porcentaje de créditos destinados a las mujeres ha disminuido.
Entre ellas, la demanda de crédito se ha concentrado más entre las que se dedicaban a la venta de comida y bebidas o tenían pequeños quioscos y abarroterías, que son precisamente quienes menos se han visto afectadas por la crisis. Es decir, las personas cuyas actividades han sufrido menos, han sido las más propensas a solicitar un crédito.
La encuesta refleja que entre los planes de reactivación de los negocios predomina la adaptación, es decir, el cambio de actividad, su diversificación o digitalización (45%); seguida de la solicitud de un crédito (28%).