El ciclismo cuenta ya con un aprendiz de ‘Caníbal’, el esloveno Tadej Pogacar, coronado este domingo por segunda vez a sus 22 años como campeón del Tour de Francia, tras una 21ª y última etapa en la que se impuso en un esprint magistral el belga Wout van Aert.
Bastante antes de la tercera victoria de etapa de van Aert, Eddy Merckx, apodado antiguamente el ‘Caníbal’, con 525 victorias en su palmarés, no dudó en alabar a Pogacar, quien la pasada primavera boreal conquistó un ‘Monumento’ (Lieja-Bastoña-Lieja).
A lo largo de los 3.414 kilómetros que comenzaron con el espectáculo de Julian Alaphilippe (en la única victoria de etapa francesa) y del neerlandés Mathieu van der Poel, el esloveno no tardó en disipar el suspense.
Más aún a medida que sus principales rivales, como el galés Geraint Thomas y sobre todo el esloveno Primoz Roglic (2º en 2020), se fueron al suelo en la tercera etapa.
Las desgracias de Thomas, campeón del Tour en 2018, simbolizaron la impotencia del equipo Ineos, que llegó con cuatro líderes para amenazar a los representantes eslovenos -un pequeño país convertido en el centro del poder del ciclismo mundial- y se va con el consuelo del tercer puesto en el podio del ecuatoriano Richard Carapaz.
Durante mucho tiempo imperial en el Tour, la formación de Dave Brailsford, siete veces victoriosa desde 2012, sufrió su segundo revés consecutivo. Sin haber podido crear problemas serios a Pogacar.
– Ventaja importante –
El esloveno, implacable en las dos etapas de los Alpes, se impuso después en las dos llegadas de los Pirineos.
Desde la primera contrarreloj ya dejó ver su superioridad. La única duda radicaba en su capacidad para lidiar con el peso del maillot amarillo sobre su espalda, que se había vestido la víspera del final el año pasado.
“Esta vez había muchas más peticiones. Fue más difícil cuando no estaba sobre la bicicleta. Pero realmente sobre la bicicleta fue más o menos lo mismo”, reconoció el doble ganador del Tour.
Pogacar, cuyo equipo UAE dejó ver sus limitaciones en varias ocasiones, salió adelante pese a todo. En París, su ventaja sobre el danés Jonas Vingegaard (5 minutos y 20 segundos) es la más importante desde el Tour 2014, ganado con más de siete minutos de ventaja por el italiano Vincenzo Nibali.
La sensación de la primera semana, el neerlandés Mathieu van der Poel, abandonó con los ojos puestos en los Juegos de Tokio. “Él explotó la carrera”, resume el galo Alaphilippe, campeón del mundo y de apoyo popular en las carreteras del Tour donde el público recuperó su protagonismo luego de un 2020 bajo la amenaza del covid-19.
– Una carrera “salvaje” –
En 2021, la Grande Boucle recuperó sus fechas tradicionales de inicio, sus emociones fuertes y sus caídas en la primera semana. Pero también las sospechas que se ciernen sobre algunos de sus actores (registro del equipo Bahrain), las sospechas de dopaje o de trampa mecánica.
Esta edición contó con 43 abandonos, una media superior a dos bajas por etapa. “Fue un Tour descontrolado, incluso salvaje”, resumió el director de la carrera Christian Prudhomme, quien destacó la juventud de los principales protagonistas, 22 años para Pogacar, 24 para Vingegaard, pero también de van Aert y de van der Poel (26 años).
Aunque la discreta actuación del cuádruple ganador del Tour el británico Chris Froome (36 años), clasificado entre los diez últimos de la general, confirman un cambio generacional, existe un ejemplo en sentido contrario: Mark Cavendish.
Ganador de cuatro etapas, el británico de 36 años igualó el récord de victorias de etapa del belga Eddy Merckx. Conquistó además su segundo maillot verde de la clasificación por puntos, diez años después del primero.
Pero en París sufrió la ley de un corredor excepcional en todos los perfiles.
A sus 26 años, van Aert conquistó su tercera victoria desde la salida, su segunda en dos días. Actuación excepcional, ganó una etapa de montaña (el día del Mont Ventoux), una contrarreloj (Saint-Emilion) y un esprint masivo (París Campos Elíseos). Ahora le esperan los Juegos de Tokio.