El edificio, inspirado en los antiguos coliseos romanos y considerado por muchos británicos como “el salón de la nación”, toma su nombre en honor al príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, y fue inaugurado el 29 de marzo de 1871.
El londinense Royal Albert Hall, una de los auditorios más famosos del mundo, reabrió este lunes sus puertas para celebrar y poner banda sonora a sus 150 años de historia.
La sala de conciertos londinense revisitó su siglo y medio de vida de la mano del compositor británico David Arnold (James Bond, Sherlock), que presentó su “Circle of Music” (Círculo de música), especialmente diseñado para la ocasión, acompañado del National Youth Choir y de la Albert’s Orchestra.
El edificio, inspirado en los antiguos coliseos romanos y considerado por muchos británicos como “el salón de la nación”, toma su nombre en honor al príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, y fue inaugurado el 29 de marzo de 1871.
Ciento cincuenta años después, el pasado marzo, el Royal Albert Hall celebró su aniversario con sus butacas vacías y la pandemia de la covid-19 le obligó a cerrar sus puertas por primera vez, desde la Segunda Guerra Mundial, durante dieciséis meses.
Pero este 19 de julio, el mismo día en el que Reino Unido dijo adiós a las restricciones sociales, un Royal Albert Hall lleno, hasta la bandera experimentó un viaje en el tiempo de dos horas y cuarto en el que se emocionó, se rió, bailó y aplaudió como antaño.
La percusión corporal del coro juvenil emuló la construcción del edificio mientras la instrumentación de la orquesta ponía el toque épico a la velada, y una pantalla rememoraba algunos de los momentos icónicos de la historia del Royal Albert Hall, así como a sus protagonistas.
El “Circle of Music” de Arnold, dividido en diez partes, rememoró las diferentes facetas del edificio: el origen, su labor benéfica, su parte deportiva, histórica y musical, así como el futuro y las nuevas generaciones.
El Royal Albert Hall es un lugar de “primeras veces”, aseguró la boxeadora Nicola Adams, primera mujer en boxear en un auditorio que albergó el primer campeonato mundial de culturismo y de ping pong, entre otros.
Es esa “capilla” en donde las artes clásicas dieron paso al pop, y donde aquellos que la visitan se sienten “como dioses”, aseguró una de las invitadas estrella de la ceremonia, la componente de las Spice Girls Melanie C, parafraseando al “beatle” Paul McCartney.
La actriz británica Jemma Redgrave se atavió como las sufragistas que en su día tomaron el Royal Albert Hall para protagonizar uno de los momentos más reivindicativos de la noche pronunciando uno de los discursos más famosos de la activista Emmeline Pankhurst: “Tendrán que elegir entre darnos la libertad o darnos la muerte”, gritó.
Una bola de discoteca marcó el ritmo y balanceó a la audiencia en la parte dedicada a la danza; mientras que un mar de estrellas flotantes a golpe de theremin inundó el auditorio con la voz del fallecido Stephen Hawkins de fondo en la pieza dedicada a la ciencia.
El director, Nicholas Dodd, se volvió al público y lo animó a aplaudir al ritmo de la música en un instante que recordó a la mítica Marcha Radetsky del Concierto de Año Nuevo de Viena.
El autor de “Coraline”, Neil Gaiman, escribió el discurso final -pronunciado por el actor de Crepúsculo, Michael Sheen- y recordó a todos aquellos “fantasmas” que revoloteaban el Royal Albert Hall, un lugar en el que “cada ahora está solo a un entonces de distancia”.
Con una ovación en pie de todo el auditorio y una lluvia de globos de colores al ritmo de “Cumpleaños Feliz”, el Royal Albert Hall puso el broche de oro a su tan anhelado aniversario, con la esperanza de cumplir, al menos, 150 años más.