Desde el inicio de la pandemia de covid-19, los delfines han regresado al Estuario del Tajo, en Lisboa, donde han encontrado una calma inusual en aguas menos contaminadas gracias a las restricciones, que provocaron una caída del tráfico marítimo, según los científicos.
“Actualmente, podemos verlos casi a diario”, dijo a la AFP Inés Matado, bióloga y guía de unos viajes en barco destinados a la observación de especies marinas frente a las costas de Lisboa.
“Los delfines aparecían esporádicamente”, lo que ha cambiado “es la frecuencia y regularidad”, precisó.
En Lisboa, es posible observar principalmente el delfín mular, con tintes grises y, muy a menudo, delfines comunes, con un cuerpo esbelto blanco y negro y la boca corta y puntiaguda, que pueden medir hasta dos metros y pesar más de cien kilos.
El regreso de estos cetáceos que se mueven en manada, compuestos por delfines adultos y recién nacidos, es un deleite para los turistas y para los residentes de la capital, que redescubren esta icónica especie.
“Mi padre nos dijo que era posible observarlos en el Tajo a finales de los años 1950, principios de los 1960, pero entretanto desaparecieron”, explicó a la AFP Leonor Sardinha, una de las primeras en participar en estas excursiones en zodiac, que desde el viernes organiza el acuario Oceanário de Lisboa.
“Me pareció fabuloso. Son animales salvajes, por lo que no es fácil verlos en tiempos normales”, apuntó esta mujer de 60 años, encantada de haberlos podido ver el sábado haciendo múltiples saltos y surfeando frente a su bote.
El año pasado, el Ayuntamiento de Lisboa ya manifestó su satisfacción, en un comunicado publicado en su página web, por el regreso de los “delfines del Tajo” que alguna vez nadaron en esta parte del río, que nace en España y que atraviesa Portugal antes de desembocar en el océano Atlántico.
– “Más visibles” –
“Creo que [Lisboa] es la única capital de Europa donde es posible observar delfines”, subrayó Elsa Courela, portavoz del Oceanário de Lisboa.
Desde el inicio de la pandemia, en 2020, se han visto delfines en varios lugares del planeta donde su presencia era inusual, como en las aguas entre Hong Kong y Macao, en China, o en el Bósforo, en Estambul, Turquía.
Los científicos explican que la presencia de estos cetáceos obedece particularmente a la desaceleración de la actividad económica, con la caída del tráfico marítimo y a las medidas de confinamiento que han permitido que la naturaleza recupere sus derechos en ciertos lugares.
Parece que estos mamíferos, que se alimentan de pequeños peces y moluscos, se han sentido atraídos por el hecho de poder encontrar una mayor cantidad de peces y una “mejor calidad del agua”, aunque esto no se puede demostrar científicamente en esta etapa, subrayó la portavoz del acuario lisboeta.
Aún así, que se vean más delfines no significa que sean más numerosos, sino que “son más visibles […] Simplemente, no estamos acostumbrados a verlos tan de cerca”, apuntó Catarina Eira, investigadora de la Universidad de Aveiro y especialista en fauna marina.