Se busca fomentar una economía doméstica alrededor de todo los que se coseche.
Un grupo de 32 mujeres de diferentes edades, que residen en las comunidades de La Florida y La Honda en Trinidad del distrito de Capira, acaban de incursionar en proyectos autosostenibles ligados a la agricultura.
Josefina Gómez, Cecilia Reyes, Valentina Rivera y otras mujeres más, que pertenecen a la Red de Oportunidades del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), recibieron hace unos días un paquete de activos valorado en 320 balboas, que incluye 15 semillas de diferentes productos, herramientas agrícolas y asesoramiento técnico.
Estas parcelas serán un antídoto para repeler los males que ha traído la pandemia. Las beneficiarias, todas amas de casas, dejarán aún lado las rutinas de sus quehaceres para incursionar en la agricultura de subsistencia, fomentando así una economía doméstica alrededor de todos los que vayan cosechando.
El proyecto –que impulsa la Dirección de Inversión para el Desarrollo del Capital Social del MIDES– está diseñado para que al lapso de cuatro meses a un año, las parcelas estén atestadas de camote, arroz, plátano, yuca, ñame, maíz, habichuela, pimentón, repollo, zanahoria, tomate, zapallo y frijol.
La implementación de este plan piloto, que cuenta con una inversión de 350 mil balboas, es la respuesta del Gobierno Nacional para hacerle frente a la contracción económica impuesta por la Covid-19 en las zonas apartadas donde no hay fuentes de empleo.
Onelia Peralta, directora de Inversión para el Desarrollo del Capital Social del MIDES, explicó que las mujeres rurales son parte esencial en el desarrollo económico del país. En ese sentido, indicó que mujeres como Josefina, Cecilia y Valentina tienen mucho que aportar desde su experticia.
Peralta agregó que esta iniciativa beneficiará a 1,926 familias de todo el país, 270 de ellas pertenecen a la provincia de Panamá Oeste, donde residen una gran cantidad de panameños con tierra disponible para la siembra.
Para Josefina y Cecilia es una oportunidad “clave” para sacarle provecho a la huerta que tienen desde hace años. Hasta ahora habían cultivado uno que otros rubros utilizando los métodos comunes que han aprendido con los años.
“Los técnicos nos enseñaron a desarrollar abono y pesticidas orgánicos. También aprendimos técnicas de precisión que aumenta el rendimiento en campo que permitirán que nuestras cosechas tengan la rentabilidad esperada”, apuntó Cecilia.
Josefina, Cecilia y Valentina ya están arando la tierra y sembrando todo lo que recibieron. En menos de un año tendrán cosecha disponible y la meta se habrá cumplido.