Miles de soldados afganos invadieron las oficinas del gobernador de la ciudad de Herat, oeste de Afganistán, en busca de los talibanes, no para combatirlos sino para solicitar un documento de amnistía.
Herat, la tercera ciudad más grande del país, cayó en manos de los talibanes el jueves, quienes están ahora en las puertas de Kabul, la capital afgana.
Ismail Khan, de 75 años, uno de los señores de la guerra más conocidos de Afganistán, se rindió a los talibanes tras la caída de Herat, de la que había sido el amo indiscutible durante décadas. Los insurgentes se han comprometido a garantizar su seguridad.
Al tiempo que aumentan los temores de represalias violentas y que los talibanes se acercan a una toma total del país, los soldados afganos en Herat, casi todos vestidos de civil, se reunieron para tratar de obtener una carta de amnistía de los nuevos amos de la ciudad.
En el despacho del exgobernador de Herat, los talibanes anotan nombres y examinan listas y en una hoja de papel, con su membrete, escriben notas de amnistía, algunas válidas durante mucho tiempo, otras solo durante unos días.
Un soldado afgano presente en el encuentro dijo a la AFP que su unidad estaba rodeada por los talibanes antes de la caída de la ciudad. Ahora, dice, solo quiere estar a salvo.
– “Salir de la ciudad” –
“Vine aquí para obtener una carta de amnistía para poder salir de la ciudad”, dijo Ahmed Shahidi. “Hasta que pueda encontrar un lugar para estar seguro en el futuro”.
Najeebullah Karokhi, funcionario talibán, afirma que, hasta el momento, 3.000 personas han obtenido una amnistía.
“Los que vienen de otras provincias tendrán una carta de amnistía temporal de tres días para que puedan viajar a su provincia de origen, donde deberán obtener otra carta de amnistía a largo plazo de nuestros funcionarios”, declaró.
Hace solamente algunas semanas, Ismail Khan, que gobernaba Herat como su bastión, había jurado defender la ciudad con su milicia y pidió a las fuerzas gubernamentales que mostraran más determinación.
Pero las defensas de la ciudad parecían haberse evaporado durante la noche, las tropas se retiraron a una base fuera de la ciudad y el señor de la guerra fue capturado por los talibanes.
El portavoz de Khan dijo que los talibanes permitieron que el señor de la guerra regresara a su residencia tras las conversaciones que sostuvieron con los insurgentes, sin revelar su contenido.
“Tuvimos que salir de la ciudad para evitar nuevas destrucciones”, dijo a la AFP un alto funcionario de seguridad del gobierno en Herat.
– Temores de venganza –
La derrota es total para las fuerzas de seguridad afganas, aunque financiadas durante 20 años con cientos de miles de millones de dólares por Estados Unidos y por el gobierno del Presidente Ashraf Ghani.
Los temores de venganza de los talibanes no son infundados, ya que los insurgentes aplicaron duros castigos a los opositores y a quienes no respetaron su versión ultraestricta de la ley islámica cuando estuvieron en el poder de 1996 a 2001.
Pero en las zonas conquistadas recientemente, ya han sido acusados de muchas atrocidades: asesinatos de civiles, decapitaciones y secuestro de adolescentes para casarlas por la fuerza, principalmente.
Los insurgentes negaron haber cometido estos crímenes.