“Una vez que se hayan agotado por completo todas las medidas disponibles y el efectivo disponible, Estados Unidos no podrá cumplir con sus obligaciones por primera vez en nuestra historia”, apuntó Yellen en una misiva enviada al Congreso.
La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, advirtió este miércoles que el país podría entrar en octubre en una situación de suspensión de pagos de la deuda nacional.
EE.UU. entrará en “default” si el Congreso estadounidense no aprueba un aumento en el límite de deuda.
Eso según una carta de Yellen enviada a los líderes del Congreso, en la que la titular del Tesoro dijo que el departamento que dirige se quedaría sin efectivo y agotaría las medidas “extraordinarias” para mantener al Gobierno federal dentro de su límite legal de endeudamiento en algún momento del próximo mes.
“Una vez que se hayan agotado por completo todas las medidas disponibles y el efectivo disponible, Estados Unidos no podrá cumplir con sus obligaciones por primera vez en nuestra historia”, apuntó Yellen en esa misiva.
Dada esta incertidumbre, Yellen señaló que el Departamento del Tesoro “no puede proporcionar una estimación específica de cuánto durarán las medidas extraordinarias”.
Yellen escribió esta carta a los demócratas Nancy Pelosi y Chuck Schumer, presidenta de la Cámara Baja y líder de la mayoría del Senado, respectivamente, y a los republicanos que lideran a su partido en la Cámara de Representantes y en la Cámara Alta, Kevin McCarthy y Mitch McConnell.
El Departamento del Tesoro tomó las llamadas “medidas extraordinarias” para evitar que EE.UU. incumpliera con la deuda nacional desde que se volvió a imponer el límite del déficit federal el pasado 1 de agosto.
En caso de que el Tesoro se quede sin formas de evitar un incumplimiento sin pedir prestado más dinero, la incapacidad de Estados Unidos para pagar sus deudas podría generar un terremoto en el sistema financiero, de acuerdo con la secretaria.
Yellen instó a los legisladores durante meses a aumentar el límite de la deuda antes de que se volviera a imponer en agosto, advirtiendo que una demora podría “causar un daño irreparable a la economía de Estados Unidos y los mercados financieros mundiales”.
Desde entonces, ha pedido al Congreso que le dé al Tesoro la capacidad de pagar deudas ya aprobadas por presidentes y congresistas anteriores.