Los dos candidatos que buscan sustituir a Angela Merkel como canciller de Alemania anunciaron que buscarían formar un gobierno luego de que aparecieron con poca diferencia en los primeros resultados de las elecciones del domingo, lo que desató una búsqueda de socios de coalición.
El ministro y vicecanciller saliente Olaf Scholz, líder de los socialdemócratas del SPD, tendría entre 25,9% y 26% de los votos, ligeramente arriba de Armin Laschet, de la alianza conservadora CDU-CSU, con entre 24,1% y 24,5%.
En Alemania, el cargo de canciller no se elige directamente, sino que se escoge mediante una votación del Bundestag, la cámara baja del parlamento, después de formar un gobierno. Por ello Merkel podría continuar al frente del gobierno durante semanas o meses.
– Conversaciones exploratorias –
Después de años de coaliciones de dos partidos, en esta ocasión podrían ser necesarios tres partidos para alcanzar una mayoría, algo común en los parlamentos regionales de Alemania pero que no se ha visto a nivel nacional desde la década de 1950.
En la mayoría de los sistemas parlamentarios, el jefe de Estado nomina a un partido para que forme gobierno, generalmente el que tiene más votos.
Pero en Alemania, todos los partidos pueden participar en las llamadas “conversaciones exploratorias”.
En esta fase inicial, que no tiene plazo, nada impide a los partidos sostener conversaciones en paralelo para formar coaliciones, aunque la tradición dicta que el partido más grande invita a los pequeños para conversar.
Armin Laschet, el preferido de Merkel, dijo que los conservadores harían “todo lo que podamos” para encabezar el próximo gobierno, pese a estar abajo del SPD.
Su rival socialdemócrata dijo que los votantes quieren un cambio de gobierno y que “el próximo canciller se llame Olaf Scholz”.
Los Verdes ya convocaron un congreso del partido para el sábado 2 de octubre, en el que podrían decidir con quién sostener conversaciones exploratorias.
– Primeros encuentros –
El lunes, después de la elección, los partidos tendrán reuniones de dirigentes. Los legisladores recién electos de cada partido también sostendrán sus primeras reuniones la próxima semana, y el SPD y CDU-CSU piensan reunirse el martes.
El partido proempresarial FPD, que podría tener un papel decisivo en la formación del nuevo gobierno, dijo que prefiere una alianza con los conservadores y los Verdes, pero no descartan una alianza a tres bandas con el SPD y los Verdes.
El nuevo parlamento deberá sostener su sesión inaugural no más de 30 días después de la elección, el 26 de octubre.
– Resolver detalles –
Si dos o tres partidos acuerdan en principio que quieren formar una alianza, deberán comenzar negociaciones formales de coalición, con varias reuniones de grupos para definir temas de política.
Al final de estas negociaciones, los partidos deciden quién estará a cargo de cuáles ministerios y firman un contrato de coalición, un documento que define los términos del acuerdo.
Esta fase tampoco tiene límite, y mientras se desarrolla, el gobierno actual continúa en funciones.
Los partidos nominan entonces a quién quieren ver como canciller antes de la votación oficial en el Bundestag.
Después de la última elección alemana, el 24 de septiembre de 2017, Merkel no fue confirmada como canciller en una coalición del CDU-CSU con los socialdemócratas (SPD) hasta el 14 de marzo de 2018.
– El peor escenario –
Según el artículo 63 de la Constitución alemana, el jefe de Estado debe proponer un potencial canciller al Bundestag.
Si no surge una alianza entre los partidos, el presidente Frank-Walter Steinmeier, del SPD, podría nominar un posible canciller, que podría salir del partido con la mayor cantidad de votos.
El parlamento deberá votar en secreto, y el candidato ganador deberá obtener una mayoría absoluta.
En caso de no alcanzarla, se hará una segunda votación dos semanas después. Si aun no hay mayoría absoluta, habrá de inmediato una tercera votación en la que se puede dar un ganador con mayoría relativa.
Con ello, el presidente debe decidir si nombra al canciller como jefe de un gobierno de minoría o si disuelve el Bundestag y convoca a nuevas elecciones.
Este sería el peor escenario, que fue evitado en 2017. Frente al bloqueo de las negociaciones, Steinmeier urgió a los partidos a reunirse de nuevo y los presionó a renovar la llamada gran coalición.