Los responsables de enseñar los fundamentos de la lengua nunca han tocado el tema del gerundio en la escuela ni en las universidades. ¿Cuántos lectores habrán escuchado la palabra gerundio en sus años como estudiantes?
Los defensores del gerundio de posterioridad no presentan argumentos fehacientes y científicos en su favor, más bien contribuyen a confundir más el asunto: “Pero lo cierto es que el gerundio con valor de posterioridad se extiende cada vez más en la lengua hablada, y en la periodística tiene toda una tradición e historia desde el siglo XIV y, lo más notable, que no disuena en ambientes culturalmente elevados…” (Hernández, César A.: 1971, 284).
Claro que se ha extendido, sobre todo porque los responsables de enseñar los fundamentos de la lengua nunca han tocado el tema del gerundio en la escuela ni en las universidades. ¿Cuántos lectores habrán escuchado la palabra gerundio en sus años como estudiantes?
Si se acepta el gerundio de posterioridad y los otros usos dudosos, ¿cómo se podrían analizar sintácticamente las funciones de éstos en las oraciones? ¿O no es necesario analizar las funciones del gerundio en las oraciones? Bueno, tendríamos que cambiar toda la teoría de análisis gramatical de cientos de años.
He aquí un ejemplo: Se estrelló contra una pared, muriendo al instante. ¿Qué función desempeña el gerundio en esta oración, de verbo o adverbio? Indudablemente, no es verbo ni adverbio, a menos que los defensores de este empleo lo consideren así. Si es verbo, no tiene la forma de él, y si es adverbio no actúa como tal porque no puede modificar al verbo así. Sin embargo, si se elimina la frase de gerundio se mantiene intacta la oración: Se estrelló contra una pared. El problema es no saber señalar las acciones y expresarlas con verbos.
No se puede dejar al libre albedrío el uso del gerundio, porque son muchos los abusos que se cometen a diario. Se continuarán escuchando y leyendo frases como “Nació muriendo” o “El sol saldrá a las seis de la mañana ocultándose a las seis y media de la tarde”, y otros disparates semánticos.
Asimismo, los traductores de novelas de otros idiomas al español desconocen la función del gerundio simple, con lo cual también contribuyen a su desnaturalización. Es necesario que tomen conciencia y traduzcan el gerundio correctamente.
En el discurso periodístico no tiene cabida el empleo del gerundio simple porque no es necesario; al contrario, solo sirve en la mayoría de los casos para afear el mensaje, si no se emplean adecuadamente. Los periodistas, en todo caso, deben emplear los verbos con más intensidad para darles dinamismo a sus escritos. Parecen haber olvidado la existencia del verbo, así como de los conectores o los nexos.
Sin ánimos de criticar, he aquí unos casos extraídos del libro Ortografìa Española (Espasa Calpe, 2012), en los que se emplea el gerundio de manera dudosa:
“…es emplear como letra base la minúscula, aplicando la mayúscula en los casos prescritos por las reglas”. Aquí cabría escribir “y aplicar la mayúscula”, porque está claro que el gerundio es de posterioridad y no se puede emplear como letra base la minúscula aplicando a la vez la mayúscula, (no importa qué casos sean prescritos por la regla).
También señala este ejemplo: “…por eso recibe la mayúscula el nombre alternativo de versal-, delimitandoclaramente de esa forma las unidades básicas del poema”. (op.cit. 454). Son dos ideas yuxtapuestas y deben expresarse en dos oraciones distintas. Es mejor: …y se delimita claramente de esa forma…
Como se ha podido apreciar, no solo los medios, sino los expertos en la lengua escriben descuidadamente.
Para consultas escriba a rkfernandez@hotmail.com. Teléfono 390-4226 Celular 6233-2779).