Este 28 de noviembre se cumplen 200 años de la Declaración de Independencia de Panamá de España.
Hace 200 años Panamá puso fin a los lazos coloniales que nos unían con el imperio español, dando así término a más de 300 años de vida colonial.
De acuerdo con la histografía panameña, el movimiento panameño de independencia de la Corona Española se inició el 10 de noviembre de 1821 con los eventos del Primer Grito de Independencia en la Villa de Los Santos por Rufina Alfaro y Don Segundo Villareal, el cual contó con el respaldo de otras ciudades como Natá, Penonomé, Ocú y Parita.
El ejército realista de la ciudad de Panamá estaba al mando del coronel José de Fábrega, criollo oriundo de Veraguas, lo cual fue aprovechado por los istmeños, obteniendo la complicidad del coronel Fábrega, las sociedades patrióticas y el clero, que contribuyó económicamente al movimiento.
Finalmente, el 28 de noviembre, el ayuntamiento convocó a Cabildo Abierto y en acto solemne, en presencia de las autoridades militares, civiles y eclesiásticas, se declararon rotos los vínculos que ataban al Istmo de Panamá con España.
Según expone el Dr. Omar Jaén Suarez, la motivación intelectual de la independencia fue un nuevo ideario de libertad, igualdad y fraternidad, inaugurado por los filósofos de la Ilustración y promovido por la Revolución Francesa, el cual ya prosperaba en España y se manifestaba en el trienio liberal hasta 1823, iniciado por el alzamiento de Riego en 1820 que obligó a Fernando VII a jurar la constitución de Cádiz de 1812.
En un artículo elaborado con motivo del Bicentenario de la Independencia de Panamá de España, expuesto al Ministerio de Relaciones Exteriores, Jaén Suarez explicó que Panamá vivió en el siglo XIX una agitada evolución internacional: un clima de inestabilidad política interna, con corrupción pública, asonadas, violencia y cambios frecuentes de gobernantes, como sucedió en el resto del país y en toda Hispanoamérica.
En Panamá, al igual que muchas naciones americanas, comenzaron a surgir ideas revolucionarias e independentistas, que eran la respuesta de una serie de inconformidades que el pueblo fue acumulando que fueron dando paulatinamente en todo el continente.
Entre ellas están: El abuso continúo de los gobernantes de turno, que fueron los causantes de la grave situación económica del Istmo, debido a las grandes restricciones que imponía España, lo que llevó a una lamentable miseria.
La Feria de Portobelo, cuya última versión en 1748 debilitó el papel transitivista del istmo, causando la crisis económica que llevó al despoblamiento de las ciudades comerciales y al tránsito hacia el interior.
La revolución francesa, que representó una extraordinaria muestra de democracia, al abolirse la monarquía vigente y eliminarse todas las bases económicas y sociales que con ella funcionaban e implantarse una nueva forma de sociedad, en la República.
El notable debilitamiento de España a causa de las invasiones de Napoleón, lo que originó los primeros movimientos independentistas.
El surgimiento de Napoleón Bonapartes es fundamental. Su intervención en España, las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, que reinó en España y las Indias con el título de José I; la promulgación del Estatuto de Bayona en 1808, que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español; sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios, cuyos habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación y las guerras hispanoamericanas por su independencia.
Además, figura la aparición de líderes de la talla de Simón Bolivar, José de San Martín, Francisco Miranda, y muchos otros, que comenzaron a plasmar las ideas revolucionarias que surgían de las sociedades subyugadas por la monarquía establecida en América libertándolas y proclamando nuevas repúblicas libres e independientes.