Golpeados, expulsados de sus tierras, estafados o, incluso, encarcelados, agricultores de China están pagando el precio de la acelerada transición a energías verdes buscada por las autoridades antes de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín.
China quiere que los Juegos de febrero sean los primeros alimentados completamente por energía eólica y solar. Para ello multiplicó la construcción de plantas renovables pero, en el proceso, abusó de personas ordinarias a las que requisaron sus tierras, advierten activistas y afectados.
En un pueblo cercano a Pekín, la familia Long asegura haber perdido más de la mitad de sus cultivos en favor de una planta solar. Ahora tienen tan poco dinero que queman cáscaras de maíz y bolsas de plástico para calentarse en invierno.
“Nos prometieron solo 1.000 yuanes (155 dólares) por mu de tierra cada año cuando la compañía eléctrica arrendó la tierra por 25 años”, dice Long. El mu es una unidad de medida china que equivale a aproximadamente 667 metros cuadrados.
“Podríamos ganar el doble de esta cantidad plantando maíz en esa zona. Ahora, sin tierra, a duras penas logro ganarme la vida como jornalero”, lamenta este granjero del pueblo de Huangjiao.
China es el mayor productor internacional de turbinas de viento y paneles solares y se plantea los Juegos de Invierno como una oportunidad para exhibir su tecnología verde y ensanchar sus mercados.
Para asegurar un suministro ininterrumpido durante los Juegos (y para limpiar la nube tóxica que suele envolver la capital), la provincia vecina de Hebei construyó una gigantesca planta que recibe toda la energía de proyectos renovables de la provincia.
Esta instalación genera 14.000 millones de kilovatios hora de electricidad limpia cada año, una cantidad similar al consumo anual de energía de Eslovenia.
Para agricultores Long y su vecino Pi, el boom de la energía verde ha convertido sus vidas en más peligrosas y difíciles.
Pi asegura que los lugareños fueron obligados a firmar contratos (vistos por AFP) cediendo su tierra al parque solar construido por State Power Investment Group (SPIC), una de las cinco mayores empresas de servicio público del país.
Quienes no accedían eran golpeados por la policía, asegura. “Algunos fueron hospitalizados, otros fueron detenidos”.
– “Reprimidos y encarcelados” –
De hecho, el mismo Pi fue encarcelado durante 40 días. Su vecino Long pasó nueve meses en prisión por “reunión ilegal y perturbar la paz” tras una protesta pública.
“La situación es similar a una mafia”, asegura Pi. “Si te quejas, entonces serás reprimido, encarcelado y sentenciado”
El ingreso rural medio anual en Boading es de alrededor de 16.800 yuanes (2.600 dólares). Tanto Long como Pi aseguran que ya no pueden alcanzar esa cifra.
AFP no pudo confirmar que la electricidad del proyecto de SPIC vaya a ser usada para aprovisionar las instalaciones olímpicas directamente, porque esa información no es pública. La compañía declinó aclararlo a preguntas de AFP.
Pero el gobierno de Zhangjiakou, la otra ciudad que acoge los Juegos, afirmó que desde la elección de su candidatura en 2015, la zona “se ha transformado de la nada a la mayor base de energía renovable no hidráulica en China”.
Los subsidios del gobierno para granjas solares y eólicas también aceleraron la construcción de estos proyectos en otras partes de Hebei, coincidiendo con el intento de reducir la contaminación del aire antes de la contienda.
En un comunicado, Amnistía Internacional indicó que “los desahucios forzados, las expropiaciones ilegales y las pérdidas de sustentos de vida vinculadas a la pérdida de tierra” eran sus principales preocupaciones de derechos humanos en el sector de la energía solar y eólica.
La segunda economía mundial quiere que un 25% de su electricidad proceda de fuentes no fósiles para 2030. Pero para ello necesita duplicar su actual capacidad eólica y solar, lo que hace temer a los activistas más expropiaciones.
A pesar de los ambiciosos compromisos expresados por Pekín respecto a la transición ecológica, los militantes medioambientalistas apenas pueden discutir el discurso oficial.
Varios dijeron a AFP que no se sentían cómodos hablando de los objetivos ecológicos del país antes de los Juegos por temor a represalias.
– “No recibimos nada” –
En septiembre, China anunció unas estrictas reglas de compensación por la confiscación de tierras para proyectos ecológicos, incluidos los energéticos.
“Nuestras reglas sobre tierras también regulan claramente qué zona agrícola puede ocuparse, especialmente la de cultivo”, dijo Li Dan, secretaria general del comité de profesionales de energías renovables, que promueve el desarrollo verde.
“Esto es una línea roja”, afirmó.
Si la tierra de cultivo se utiliza para proyectos de energía renovables debería haber un beneficio de este programa, como abastecer a invernaderos, asegura.
Pero varios campesinos aseguraron a AFP que las compañías declaran los campos agrícolas como tierras baldías para saltarse estas reglas.
Xu Wan, granjero en Zhangjiakou, perdió su parcela por una instalación solar levantada previamente a los Juegos.
“La compañía nos dijo que esta tierra no tenía utilidad, pero de hecho es una tierra agrícola muy buena usada por campesinos”, dice Xu.
“Nos dijeron que nos darían 3.000 yuanes (470 dólares) por mu de tierra. Pero al final, no recibimos nada”, explica.
Zhangjiakou Yiyuan New Energy Development, que instaló el proyecto solar en esa localidad, no respondió las solicitudes de AFP.
Jiang Yi, investigador de la Academia China de Ingeniería, dijo en una web de noticias industriales estatal que en el futuro China necesitará entre 30.000 y 40.000 kilómetros cuadrados más de tierra para satisfacer sus necesidades de energía renovable.
“De dónde viene esa tierra se ha convertido en el principal factor que restringe el desarrollo de la industria”, afirmó.
– “La corrupción es intolerable” –
Las inversiones renovables suponen la mitad de los nuevos proyectos aprobados el año pasado del plan de infraestructuras globales de China, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Iniative).
Priyanka Mogul, del Business and Human Rights Resource Centre, una organización sin ánimo de lucro británica que ha estudiado el impacto de la inversiones renovables internacionales de China, asegura que algunos promotores fueron acusados de prácticas controvertidas para obtener tierras.
“El problema más prevalente fue la divulgación inadecuada de la evaluación de impactos ambientales (…), seguido por cuestiones vinculadas a los derechos sobre tierras y la pérdida de sustentos vitales”, afirmó.
Para reducir los conflictos al confiscar tierras, China ha presentado la mayoría de granjas solares como proyectos para aliviar la pobreza, en los que los lugareños consiguen electricidad gratuita de paneles solares instalados en los techos de sus hogares.
De acuerdo con unas guías estatales de 2014, las compañías públicas tenían después que recomprar la electricidad sobrante en un programa para sacar a dos millones de familias de la pobreza en 2020.
La Administración Nacional de Energía aseguró el año pasado que finalmente se beneficiaron más del doble.
Pero en Huangjiao, con unos 300 hogares, solo dos casas tuvieron paneles solares. Y los habitantes aseguran que no hubo ningún programa para instalarlos.
“A nivel central, el gobierno tiene buenas políticas para los agricultores”, dice Pi. “Pero cuando llega al nivel local, las cosas cambian. La corrupción a nivel de base es intolerable”, denuncia.