Al menos 16 muertos dejaron enfrentamientos entre el ELN, la última guerrilla reconocida en Colombia, y disidencias de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz, en una región fronteriza con Venezuela, informó la Defensoría del Pueblo (Ombudsman) este lunes.
“Tenemos reporte de 16 personas asesinadas en zona rural del departamento” de Arauca (noreste), dijo el jefe de la entidad, Carlos Camargo, sin especificar si entre las víctimas hay civiles.
Juan Carlos Villate, personero encargado de velar por los derechos humanos en el municipio del Tame, ubicado en Arauca y uno de los escenarios de los hechos de violencia, aseguró a la W Radio que “la cifra ya sube a 24 personas asesinadas en menos de 24 horas”.
Sin dar un balance oficial, el presidente conservador Iván Duque afirmó que los enfrentamientos en el departamento de más de 300.000 habitantes se deben a la “frontera porosa” de 2.200 kilómetros que Colombia comparte con Venezuela, donde el gobierno “permite el asentimiento a grupos armados ilegales”.
“Los dos grupos han tenido protección y resguardo por parte del régimen de Nicolás Maduro (…) allá llevan una práctica no solamente de tolerancia sino de protección activa de estos grupos hace mucho tiempo”, dijo el mandatario en entrevista con la emisora La FM.
Colombia y Venezuela rompieron relaciones poco después de la llegada de Duque al poder en agosto de 2018.
El ELN es reconocida como la última guerrilla del país tras el desarme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que negociaron su desmovilización en un acuerdo con el gobierno del Nobel de Paz Juan Manuel Santos en 2016.
Su pie de fuerza se calcula en unos 2.500 hombres y mujeres, según el centro de estudios independiente Indepaz.
Por su parte, las disidencias de la FARC suman unos 5.200 combatientes sin un mando unificado, la mayoría (85%) nuevos reclutas que nunca estuvieron en la extinta organización rebelde, según la misma fuente.
Disidencias, ELN y narcotraficantes de origen paramilitar se disputan las rentas del tráfico de drogas en la región.
Aunque el acuerdo de paz alivió la violencia política, Colombia vive una arremetida de grupos armados con un rebrote de matanzas, asesinatos selectivos y desplazamientos forzados.