Enseñemos a nuestros congéneres a leer, pero hagámoslo de la mejor manera posible, porque la mayoría de los libros que empleamos para ello están plagados de empleos inexactos del gerundio y otros errores que pueden corregirse.
“Aprender a leer significa aprender un sistema simbólico. Su adquisición constituye un hito en el desarrollo individual (ontogénesis) y también en la historia humana (filogénesis), ya que permite la comunicación y la transmisión cultural superando las limitaciones del aquí (espacio) y ahora tiempo)”.
Así lo expresa Castellano.org en su primera publicación del domingo 2 de enero de 2022 de “La palabra del día” en Internet. No es nuestra intención criticar las opiniones de las autoridades sobre el empleo adecuado del gerundio español. Pero estamos tratando de que cumplan con los preceptos que ellas mismas han difundido en sus propios textos en el mundo hispanohablante.
Aprender a leer es un proceso que permite la comunicación y la transmisión cultural que supera (no superando), las limitaciones del aquí y ahora. Aquí y ahora se viola la primera norma gramatical del empleo del gerundio: no debe expresar posterioridad.
La situación se ha salido de las manos de la Academia y los expertos que no se ponen de acuerdo y ellos mismos han estado transgrediendo las normas difundidas en todo el mundo hispanohablante. Vemos que con mucha facilidad los usuarios de los medios de comunicación emplean el gerundio de cualquier manera y nadie se ofusca ni un ápice.
Enseñemos a nuestros congéneres a leer, pero hagámoslo de la mejor manera posible, porque la mayoría de los libros que empleamos para ello están plagados de empleos inexactos del gerundio y otros errores que pueden corregirse. Solo si nos abocamos a la tarea de revisar con urgencia la redacción de los libros destinados a la enseñanza del maravilloso idioma español realmente estaremos contribuyendo a lograr los propósitos que nos hemos propuesto. El reto es para los profesores y expertos que se encargan de enseñar a leer como Dios manda.