Tomar un desayuno completo y equilibrado puede aportar energía y vitalidad para que los niños afronten sus actividades físicas e intelectuales en su día a día. Un desayuno balanceado incluye un alimento de lácteos, una fruta, una proteína y un carbohidrato.
La temporada de regreso a clases se está acercando y en poco tiempo los pequeños deberán preparar sus cuadernos y su mochila, y acoplarse nuevamente a la rutina del día a día. Sin embargo, como padres, la preocupación no se limita a tener listo el uniforme y los útiles escolares; sino también procurar que los pequeños tomen un adecuado desayuno que les brinde suficiente energía para la jornada escolar.
Siendo la comida más importante del día, un desayuno debe aportar alrededor del 20 por ciento de energía diaria y una cantidad significativa de nutrientes, que permita que nuestros hijos puedan tener la energía necesaria para afrontar sus actividades físicas e intelectuales durante la jornada escolar.
Aunque podría parecer el tiempo de comida menos elaborado del día, el desayuno puede aportar muchas ventajas a los niños, como un mejor desarrollo cognitivo, mayor concentración, disminución de la irritabilidad, peso corporal más saludable y una mejor nutrición en general.
Entre las alternativas se puede incluir proteína como pavo, huevo, salchichas, lácteos como queso, yogurt o un vaso de leche, frutas frescas de la temporada, avena o una porción de cereal para el desayuno, preferiblemente los que son elaborados a base de grano entero, que aportan más fibras, vitaminas y minerales que las versiones refinadas.
“Una porción de cereal de grano entero se puede incluir fácilmente en la alimentación diaria de los pequeños y es una opción excelente para el desayuno. No solo ofrece una sensación de saciedad, aporta vitaminas y minerales y favorece también el mantenimiento de un peso saludable” expresó Patricia Vial, gerente de Nutrición, Salud y Bienestar de Nestlé Centroamérica.
Sin embargo, con el ajetreo de la mañana y el hecho de levantarse más temprano, es posible que los niños no se sientan muy motivados a comer, y menos aún si ven la mesa llena de alimentos. Es aquí donde los padres pueden buscar alternativas para que el plato sea más atractivo; por ejemplo, combinar el cereal, el lácteo y la fruta en un mismo plato.
“La combinación de cereal con leche, más una porción de proteína, fruta y agua pura, ofrecen un balance de hidratación, vitaminas, minerales y carbohidratos para que los niños inicien el día de forma maravillosa”, puntualizó Patricia Vial.