A pesar de que desde el siglo XX los expertos en cuestiones de la lengua española empezaron a realizar denodados esfuerzos para señalar el mal empleo del gerundio de posterioridad y otros usos del aditamento, no les han prestado atención a los buenos consejos.
Los hispanohablantes han descubierto sustitutos de verbos, ya no les interesan los habituales. Esos sustitutos son los gerundios de posterioridad, un recurso que parece ser del gusto de los hablantes y de los redactores en lengua española.
A pesar de que desde el siglo XX los expertos en cuestiones de la lengua española empezaron a realizar denodados esfuerzos para señalar el mal empleo del gerundio de posterioridad y otros usos del aditamento, hasta nuestros días no le han prestado atención a los buenos consejos que han ofrecido sobre el tema.
Sin embargo, muchos llamados expertos en la lengua española que han contribuido a enredar más este problema, no han sustentado teóricamente por qué los llamados usos inadecuados del gerundio tienen validez. Solo se han limitado a decir que es un uso antiguo y que ha sido usado en el español de todos los tiempos. Pero no analizan su función gramatical dentro de las oraciones. Como quiera, se debe tratar de emplear este aditamento de la forma más correcta para que lo expresado se entienda sin tener que leer dos veces para tratar de interpretarlo.
Entender que el gerundio tiene funciones específicas como servir de adverbio, principalmente, no parece ser fácil de digerir. Además, debe señalarse que la pregunta ¿cómo? nos sirve para aclarar su uso adecuado: Llegaré a tiempo para presentar el examen de inglés tomando ese atajo. ¿Cómo llegaré a tiempo para presentar el examen de inglés? Tomando ese atajo.
Así, cuando pretendemos usar un gerundio, hagámonos la pregunta ¿cómo? para salir de nuestras dudas. Empleemos un gerundio de posterioridad: El autobús se estrelló contra el camión, muriendo 35 de las personas que iban a bordo de él. ¿Cómo se estrelló el autobús contra el camión? Muriendo 35 de las personas que iban a bordo de él. Esta forma de redactar es muy común en nuestro país y debemos cuidarnos de emplearlo, porque cada día se acrecienta más.
Se dice que una dificultad lingüística recurrente en los escritos de los profesionales de la salud, y en los de cualquier profesión diríamos, radica en la incorrecta utilización del gerundio debido a la influencia del idioma inglés en el español, las malas traducciones, el desconocimiento lingüístico y las concepciones dogmáticas erróneas arraigadas.
Una noticia que leímos no hace mucho dice lo siguiente; “Se señala que el fallecido y el herido, junto al menos otras 2 personas, entraron de forma violenta a la casa, rompiendo la puerta y sometiendo a los residentes. Una de las víctimas estaba supuestamente siendo ahorcada cuando se resistió al ataque”.
En primer lugar, uno de los asaltantes antes de irrumpir en la casa ya estaba muerto y otro, herido. Además, entraron en forma violenta rompiendo la puerta y sometiendo a los residentes. Y una de las víctimas estaba supuestamente siendo ahorcada cuando se resistió al ataque.
El autor de esta noticia a lo mejor piensa que el gerundio es un verbo, por eso lo emplea así. Para escribir tan descuidadamente, no se necesita ir a la escuela. No debe confundirse nunca un gerundio con un verbo y mucho menos usarlo de manera tan desfachatada.